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DAN BARBER, EL MEJOR CHEF DE USA

NUEVA YORK [EFE]. Dan Barber es hoy uno de los cocineros que andan en boca de todos en Estados Unidos tras haber sido nombrado mejor chef del país, más por el gusto que impregna en sus platos la agricultura sostenible que practica que por su creatividad culinaria.

Cuando todo lo orgánico parece estar de moda entre los estadounidenses, a pesar de la crisis, Barber cuenta con una legión de seguidores que inunda sus dos restaurantes en Nueva York en busca de platos elaborados con productos de calidad recién recolectados que el propio cocinero cultiva en su propiedad.

“Mi visión de la gastronomía y de la agricultura no es nueva ni moderna, sino más bien antigua. Cualquier chef que ame la cocina y los platos deliciosos tendría la misma visión pura y honesta que yo”, explicó en una entrevista el alma del restaurante Blue Hill, en Manhattan, y de su réplica en la zona rural de Pocantico Hills, el Blue Hill at Stone Barn.

El amor de Barber por los productos orgánicos y de calidad le ha valido este año el premio a mejor chef de EE.UU. de la Fundación James Beard y un lugar destacado en la lista de la revista semanal “Time” de las 100 personas más influyentes del 2009.

Muchos lo consideran un pionero del movimiento que subraya la importancia y la diferencia que suponen para los amantes de la buena mesa los platos cocinados con productos de temporada, pero a Barber no le gustan palabras como “pionero” y rehúye de los halagos que recibe su cocina.

“No soy un líder de nada, soy como cualquier otro chef que quiere lo mejor”, explicó Barber, quien, sin embargo, sí se apunta la medalla de saber responder a una cuestión que todo el mundo quiere conocer: el origen de los alimentos que se comen cada día.

Para el cocinero, que solo utiliza alimentos vegetales y animales procedentes de su propia granja, en la que se sitúa uno de sus restaurantes rodeado por huertos y animales, la sostenibilidad del terreno es tan importante como la calidad de los ingredientes de sus creaciones.

“Es importante tener los productos cerca del lugar donde hacemos nuestro trabajo en la cocina, y también pensar en el futuro de la tierra, de los árboles y de las plantas”, afirmó Barber, para quien lo lamentable de la gastronomía de EE.UU. es que, “en los últimos 30 años, nadie se ha preguntado de dónde viene todo lo que comemos”.

Barber ha contado con el respaldo de Ferran Adrià, alguien con quien a simple vista no tiene mucho que ver, pero con quien comparte —según sus palabras— el gusto y la pasión por una gastronomía honesta aunque no por la tecnología.

Barber coincide con Adrià en concebir la gastronomía como parte de la cultura, “en dotar de significado cultural a lo que comemos”, según el estadounidense, para quien es crucial que se relacione una comida deliciosa con una parte de su cultura.(El Comercio)

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