Infusión y hojas de salvia. Foto: Glow Images

Infusión y hojas de salvia. Foto: Glow Images

Su nombre proviene del latín "salvus", que significa salvar, porque se le atribuyen propiedades curativas. Fue la hierba sagrada de los egipcios, griegos y romanos por sus virtudes curativas además de culinarias, de hecho en la actualidad, en la medicina natural se utiliza en infusiones, licores, en forma de polvo, como tabaco, en tinturas y para baños, para evitar la caída del cabello, para las infecciones de garganta, contra la fatiga ya que es equilibrante del sistema nervioso, evita también el agotamiento físico e intelectual. En la actualidad, se desarrollan estudios para saber si el aceite esencial de salvia, pudiera ser de ayuda los tratamientos de personas con Alzheimer.

Usos culinarios

Los usos culinarios de la salvia son variados, especialmente en la cocina mediterránea. Esta hierba, que crece espontáneamente en Europa meridional, tiene un sabor entre menta y tomillo con algo de amargo. Asimismo, sus hojas tienen un color gris verdoso con forma ovalada y rugosa con pelos en el envés.

Con ella se pueden saborizar carnes de novillo, de caza y de aves.

Rehogada en mantequilla para condimentar pastas especialmente los ravioles de calabaza, o simplemente frita por arriba de ellos.

Haciendo una mantequilla de salvia para darle un sabor especial a tus sándwiches. Por ejemplo pan, mantequilla de salvia y jamón cocido o rodajas de cerdo rotí.

Sobre verduras al vapor, o en tomates confitados. ¿Cómo hacerla? Muy fácil: sumergir 20 hojas de salvia un minuto en el agua hirviendo, luego un minuto por agua helada, colarla y secarla con papel absorbente. Mezclar muy rápido las hojas con un poco de ralladura de lima, sal, pimienta y mantequilla; extender esta mezcla sobre un papel film, enrollar y llevar al frío. Luego utilizarla para darle un toque único de sabor a cualquier plato.

Muy interesante es la propuesta de realzar el sabor de aceites o vinagres dándole un toque gourmet a las ensaladas. Para que no se estropee con el frío de la nevera, hay que envolverla en papel absorbente dentro de una bolsa de plástico.