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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

UNA MEMORABLE REUNIÓN - TERCERA PARTE

Una Memorable Cena en el Castillo de Blois - (Tercera Parte)

Por: Jaime Ariansen Céspedes – Instituto de los Andes

El invitado mas importante, política y socialmente, a esta cena memorable fue Enrique de Navarra, todo un personaje de las verdaderas historias de capa y espada, es tan fabulosa su vida que no hay que añadirle absolutamente nada para que sea una gran novela.

Mis primeros años del colegio, los curse como interno en el exclusivo Santa Rosa de Chosica, muy cerca de Lima. En las tardes, de cinco a siete teníamos que asistir a un gran salón para hacer las tareas... pero la mayoría de las veces las dos horas eran muy largas, ya que el trabajo o estudio lo podíamos completar básicamente en menos de una hora.

Entonces surgía otro problema por resolver, que hacer con el resto del tiempo, teniendo en cuenta que estaba terminantemente prohibido salir del recinto, no podíamos hablar ni hacer el menor ruido, este protocolo era parte de la rígida disciplina de los sacerdotes agustinos.

La única alternativa viable era la lectura, teníamos que pedir permiso y enseñar el libro para su respectiva aprobación, y allí conocí a muchos fascinantes personajes... primero por supuesto al Quijote, después Oliverio Twist - EL Harry Potter de la época - a Piwieck, Sherlock Holmes, Tom Saywer y todo el río Mississippi de cabo a rabo... hasta que llegue a la fase historia.... la real aventura.

Pasaron ante mí afiebrada imaginación las entrañables historias de los Tres Mosqueteros, El Hombre de la Mascara de Hierro, La Bella Platera, El Duque de Guisa, Enrique de Lagardere, El Jorobado y otros cien libros llenos de personajes complejos, bellas y seductoras mujeres, grandes espadachines, malvados envenenadores, hechiceros, piratas, reyes puestos y depuestos. En medio de esta mixtura, brillaba con luz propia, Enrique de Navarra... era lo mas parecido a un superhéroe de ahora, pero a diferencia de ellos si le importaban las chicas, era un mujeriego químicamente puro.

Nació en Pau un 13 de Diciembre de 1553 y en la noche de esa cena memorable, tendría 35 años violentamente vividos, popularmente se le conocía con el mote de Le bon roi henn – es decir simplemente el buen Rey. Falleció en Paris el 14 de mayo de 1610 a los 54 años. Enrique fue rey de Navarra a partir de 1572 y rey de Francia entre 1589 y 1610 como Enrique IV.

La historia le ha registrado dos frases memorables, repetidas innumerablemente: Bien vale Paris una Misa y Un pollo en las ollas de todos los campesinos, todos los domingos - que simplifica perfectamente su política de hacer feliz a su pueblo, no sólo con poder y conquistas, sino también mejorando sus vidas.

Hijo de Antonio de Borbón, Duque de Vendôme y Borbón y de la Reina de Navarra, Juana de Albret, fue bautizado católico pero educado por su madre en la religión calvinista. Su padre murió en 1562 y él se convirtió en Duque de Vendôme y Duque de Borbón. Combatió en el bando hugonote (protestante) durante la tercera guerra de religión francesa.

La guerra terminó con la paz de Saint-Germain (1570), con la que se pretendía alcanzar la reconciliación entre los dos bandos católico y hugonote. Como parte de este plan, se decidió su matrimonio – nada menos que con la súper bella y gran protagonista de esta historia - Margarita de Valois, queridísima hermana de nuestro celoso anfitrión Enrique III de Francia.

El matrimonio tuvo lugar el 18 de agosto de 1572 en contra de sus deseos – por que en esos momentos tenia una docena de bellas amantes que le consumían toda su atención hormonal y por otro lado conocía bien las aficiones de Margarita, la bella entre las bellas y le tenia un poco de respeto, diría yo... realmente este matrimonio superaba todas las expectativas de jugar con fuego. La historia se encargaría de enmendarle la plana.

Esa noche compartir mesa con estos cuatro fascinantes personajes – me refiero al rey Enrique III su complaciente esposa la reina Luisa, Enrique de Navarra y su explosiva esposa Margarita de Valois, la persona mas querida y odiada del rey – todo un revoltijo de pasiónes alrededor de la misma mesa, superaba todas las fantasías posibles. Pensé... realmente soy un privilegiado al poder asistir a esta cena memorable.... (continuara)

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