Monumental edificio enclavado sobre una pequeña colina frente a la bahía. Foto: EFE

Monumental edificio enclavado sobre una pequeña colina frente a la bahía. Foto: EFE

Su avanzada edad no le impide seguir atrayendo a miles de visitantes de todo el mundo, fascinados por su leyenda.

Políticos, estrellas y directores de cine, músicos, hombres de negocios y plácidos turistas han pernoctado en las habitaciones del lujoso hotel insignia de Cuba, que fue inaugurado a bombo y platillo el 30 de diciembre de 1930.

Declarado Monumento Nacional el 13 de junio de 1998, este majestuoso hotel ha cobijado a lo largo de su historia a personalidades como el primer ministro británico Winston Churchill (1874-1965), el multimillonario estadounidense Nelson Rockefeller, la emperatriz Soraya o el duque de Windsor, entre otros muchos.

Pero es el mundo del cine, la música y la cultura el que ha alimentado el "glamour" del Nacional, que se jacta de haber tenido entre sus clientes a figuras como los escritores Gabriel García Márquez o Jean Paul Sartre, las actrices Rita Hayworth y María Félix, y clásicos galanes de la gran pantalla como Marlon Brando, Errol Flynn, Gary Cooper, Robert de Niro o Robert Redford. Todos ellos son una pequeña muestra de una larguísima lista de ilustres huéspedes del Hotel Nacional.

Todavía hoy sus habitaciones ofrecen descanso a los destacados personajes que visitan la isla. Entre sus clientes famosos más recientes figuran varios presidentes americanos como Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) o Cristina Fernández (Argentina), conocidos músicos como Juanes y Miguel Bosé, importantes cineastas y actores como Oliver Stone, Benicio del Toro, Sean Penn, y estrellas del deporte como Diego Armando Maradona, según destacó el gerente general del hotel, Antonio Martínez, en entrevista con Efe.

El mundo de la moda internacional de las ultimas ocho décadas también ha sucumbido a los encantos del Nacional por el que han pasado modistos como Pierre Cardin, Giorgio Armani o Paco Rabanne y modelos como las inglesas Naomi Campbell o Kate Moss.

La interminable lista de personalidades se mezcla con los miles de turistas que acuden al Hotel: según su administración entre 2.000 y 3.000 personas lo visitan a diario para disfrutar de sus restaurantes, salas de reuniones, el llamado "Salón de la Fama", su cabaret "Parisien” o simplemente para disfrutar de un mojito en sus jardines mientras se contemplan espectaculares puestas de sol sobre el Malecón habanero.

Sólo el año pasado, en 2009, unos 60.000 turistas extranjeros, principalmente de Reino Unido, España y Francia, durmieron cerca de 200.000 noches en el famoso hotel de la capital cubana.

LA MAFIA, UN RECUERDO IMBORRABLE

Antes del triunfo en 1959 de la revolución encabezada por Fidel Castro, algunos de los más asiduos visitantes del Nacional eran destacados líderes de la mafia estadounidense que controlaban los casinos de juego de varios hoteles de La Habana.

Meyer Lanski, Santos Trafficante, Lucky Luciano, Amadero Barletta y George Ralft (también actor) fueron algunos de sus clientes. Todavía se recuerda que, en los años cuarenta, el entonces salón "Aguiar", actualmente un lujoso restaurante, fue utilizado para una reunión de mafiosos convocados por Luciano.

Actualmente, muchos turistas están dispuestos a pagar unos 450 dólares por noche para alojarse en las habitaciones 211, 212, 213 y una "suite" especial donde pernoctaron aquellos gánsteres y donde se conservan muebles de diseño original de la época.

Tal es la atracción de la huella de la mafia entre los visitantes del hotel que a sus empleados ya no les alteran la sustracciones del "collage" de fotos de gánsteres con la que se adorna esa planta y que se debe reponer con frecuencia, según refieren la historiadora de la instalación, Estela Rivas, y la responsable del Piso Ejecutivo, Yamila Fúster.

JOYA ARQUITECTÓNICA

El Nacional es un edificio de ocho plantas, con estructura en forma de H y una arquitectura de estilo ecléctico combinado con elementos diversos como art-decó y el gótico francés. Desde sus habitaciones y jardines se divisa una espléndida vista del océano y del castillo colonial los Tres Reyes del Morro, a la entrada de la bahía de La Habana.

Su diseño fue encargado al gabinete de arquitectos McKim Mead and White de Nueva York y su construcción a la compañía Purdy Henderson.

Mármoles cubanos o piedras de la localidad habanera de Jaimanitas cubren suelos y espacios del Nacional mezclados con tejas de barro, mosaicos importados de Sevilla y maderas preciosas como cedro y caoba. En los techos de salones y galerías, de estilo renacentista, destacan frisos y motivos florales.

En las salas de reuniones y algunas de sus habitaciones más elitistas como el denominado "Apartamento de la República" abundan los muebles de estilo inglés, adornos de cerámicas mayólicas, lámparas art-noveau, porcelanas francesas de Sèvres, óleos de pintores cubanos de las primeras décadas del siglo pasado como Domingo Ramos y Juan Gil García y estatuas de mármol de Carrara.

PREMIOS Y PATRIMONIO

Por varios años consecutivos hasta el 2009 ha recibido el Trade World Award, considerado el premio oscar de la hostelería, y en una ocasión resultó elegido "el mejor del mundo", refiere con orgullo el gerente Martínez, quien asegura que la "eficiencia", el estándar de "máximo nivel" de calidad en el servicio avalan los regresos y la alta ocupación del hotel más famoso de Cuba.

En 1996, recibió en París el Trofeo de Oro Europa a la Calidad, que le entregó el Club Office de España, y ahora aspira a obtener la condición de "Memoria del mundo" que otorga la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la cultura (UNESCO).

"Nuestro hotel -que siempre ha sido propiedad del estado cubano- ha podido documentar y conservar su historia en cada lugar, sin cambiar su estructura original, no se ha hecho ninguna modificación, sólo restauraciones y siempre tratar de mejorar el confort", resalta Martínez.

Repartidos en algunas de sus 442 habitaciones, salones, jardines y amplios espacios, hay unas 100 obras patrimoniales entre fotos, esculturas, pinturas, relojes antiguos y hasta cañones de la época colonial española como un "Krupp" alemán" y un asturiano "Ordóñez", resto de una batería de quince que fue colocada en 1895 en los terrenos donde luego se construyó el hotel.

Uno de ellos, un "supercañón" de unos diez metros de largo y 48 toneladas de peso formó parte de la artillería española del regimiento Santa Clara, destinada a proteger la ciudad de ataques desde el mar y llegó a disparar a la flota de Estados Unidos que rodeó la isla durante la guerra hispano-cubano-norteamericana de 1898.

HISTORIA, ANÉCDOTAS Y LEYENDA

Leyendas y anécdotas se entrelazan a lo largo de estos 80 años de la historia atesorada por "El Nacional".

Así, se recuerda cómo el actor cómico del cine mudo Buster Keaton hizo su entrada con una falsa cojera y sorprendió al chico que llevó sus maletas cuando se colgó como una bandera de la ventana de una habitación del sexto piso.

O el sonado escándalo que protagonizó la bailarina francesa Josephine Baker (1906-1975) -conocida en el mundo del espectáculo como la "Platanitos"- quien había hecho su reserva y al llegar se topó con la norma que el hotel tenía vigente antes de 1959 de no admitir a negros entre sus huéspedes.

Por una circunstancia similar pasó el cantante estadounidense Nat King Cole (1919-1965), cuando fue contratado para actuar en el cabaret Tropicana en 1951. No obstante, en ambos casos la actual gerencia del hotel ha invitado a sus descendientes para "desagraviar" los actos de discriminación que sufrieron sus padres.

Otro suceso de la memoria histórica del Hotel es la ocupación del inmueble en 1933 por un grupo de oficiales que se declararon en rebeldía "por razones aristocráticas" contra el sargento Fulgencio Batista, quien en 1952 daría un golpe de Estado para imponer una dictadura derrocada siete años después por Fidel Castro.

Los militares sublevados convirtieron el hotel en una pintoresca trinchera que fue atacada a cañonazos por dos fragatas y la artillería desde la fortaleza colonial de La Cabaña y terminaron con la rendición y en algunos casos ametrallados en los propios jardines que, tras el episodio, fueron sometidos a una minuciosa remodelación.

Y precisamente en los jardines del Nacional la cueva "Taganana" también fue testigo de otro capítulo histórico cuando en 1962 Cuba protagonizó la denominada "Crisis de los misiles", que puso al mundo al borde una conflagración nuclear.

Allí se conservan los refugios subterráneos construidos a lo largo de unos 200 metros. En un espacio denominado el "búnker de la crisis" se encuentra un pequeño museo que reúne un grupo de fotos originales que resumen en orden cronológico ese momento. Seguramente uno de los rincones de leyenda más visitados en el Nacional es el "Pozo de los deseos". De acuerdo a la tradición quien coloca su mano en el brocal y deja caer una moneda puede pedir un deseo: hay quien asegura que lo ha visto cumplido