Un trastorno que se puede tratar. Foto: Glow Images

El atracón consiste en una ingesta en la que se consume una cantidad de alimentos fuera de lo normal en un período de tiempo excesivamente corto. Habitualmente no se diagnostica, sino que queda enmascarado bajo otras manifestaciones de un problema mayor que está padeciendo la persona afectada; es como un síndrome oculto que no siempre es detectado y afrontado correctamente y, por lo tanto, su no detección puede poner en riesgo el éxito de un plan de descenso de peso. La mayoría de las veces este síndrome se oculta detrás de una consulta por obesidad, en la que no se plantea la existencia de este desorden en la alimentación que, de seguro, es gran parte responsable del sobrepeso de la persona.

Pese a que en un primer momento esta situación pasa desapercibida, las estadísticas marcan que el 30% de los pacientes obesos tienen como trasfondo de su obesidad un trastorno de la conducta alimentaria, conocidos éstos como “trastornos hiperfágicos”.  Estos trastornos–al margen del atracón- son el ¨picoteo¨ (comer todo el día y a toda hora en pequeñas cantidades), el ¨síndrome del comedor nocturno¨, la ¨bulimina nerviosa¨, el ¨síndrome afectivo estacional¨ y los conocidos como ¨trastornos alimentarios no especificados¨. Dentro del 30% de los obesos que sufren alguno de ellos, justamente el ¨trastorno por atracón¨ es el más frecuente.   

Perfil de quienes incurren en atracones

Suelen ser individuos que cursan un estado anímico caracterizado por la ansiedad, alternada ésta con períodos de depresión leve a moderada. Además, muchos de ellos son pacientes que generalmente están realizando dietas con intervalos muy grandes entre comidas, lo cual se convierte en un verdadero caldo de cultivo para la irrupción de este tipo de prácticas negativas para la salud. Estas conductas tienen un predominio de 10 a 3 en dominancias en la mujer sobre el hombre. En cuanto a la edad, éstas se manifiestan principalmente entre la adolescencia y hasta cerca de los 35 años, siendo los 24 años la edad promedio de mayor frecuencia de aparición. Lo padecen el 2% de la población.

¿Cómo detectar si padezco un trastorno por atracones?

La presencia circunstancial de alguna de estas pautas no significa que estemos sufriendo dicho síndrome. Por el contrario, para que éste sea diagnosticado se deben manifestar al menos dos veces por semana por un período mayor a los seis meses, por lo menos tres de las siguientes conductas:

1. Comer hasta experimentar sensación desagradable de saciedad. Es, en otras palabras, comer hasta no dar más; sentir que uno “revienta” (y a veces desde un punto de vista físico eso ocurre realmente, ya que el sistema digestivo puede literalmente romperse).

2. Comer grandes cantidades de comida cuando físicamente no se experimenta hambre. Esto ocurre cuando no se come por hambre sino por simple apetito (deseo de comer algo que me gusta) o por razones psicológicas (ansiedad o depresión leve). En este sentido cabe destacar que existen tres motivaciones para comer: el hambre, que es fisiológico; el apetito, que es las ganas de comer algo que nos gusta aunque uno esté lleno; y el comer por ansiedad como una manera de sentirme mejor anímicamente (efecto ansiolítico y antidepresivo).

3. Comer mucho más rápidamente que lo normal. La persona percibe la saciedad después de unos minutos de haber iniciado la ingesta, y a veces ya es muy tarde. Para evaluar si uno come rápido o no, se recomienda analizar si se mastica hasta hacer papilla el bocado que uno tiene en la boca. Otro criterio es determinar si masticamos o no al menos 10 veces cada bocado.

4. Comer en soledad, debido a lo avergonzado que el sujeto se siente por la cantidad y forma en la que ingiere los alimentos.

5. Tener sentimientos de disgusto, depresión o culpa después de cada episodio de atracón o ingesta compulsiva, sintiendo culpa por esto pero no pudiendo evitarlo ni controlarse.  

¿Cómo se debe tratar este problema?

- Poner en marcha una dietoterapia acorde, guiada por profesionales especializados. -  Realizar actividad física

-  Farmacoterapia con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (IRSS). Esta medicación tiene como finalidad elevar los niveles de la serotonina, que es un neurotransmisor que produce en el organismo estados de saciedad, bienestar y anorexia.

- Apoyo psico-terapéutico

Lograr un orden en las comidas es fundamental para revertir estas conductas, más que nada porque casi siempre éstas son producto de prácticas muy restrictivas que consisten, por ejemplo, en hacer dietas con intervalos muy largos sin que la persona se alimente durante muchas horas.  

Fuente: Prof. Dr. Ricardo Chiosso (M.P. 13766), Director Médico de Sanatorio Diquecito, La Calera (Córdoba, Argentina).