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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

LO RELIGIOSO DE MACHU PICCHU

Templos del Sol, las Tres Ventanas y del Cóndor evidencian religiosidad inca. Expertos coinciden en que espacios están orientados al Sol

Por: Fernando Gonzalez-Olaechea

De todo lo que puede significar Machu Picchu –una maravilla, un triunfo sobre la naturaleza, un orgullo, una postal, un proyecto trunco– hay algo que quizá no obtiene un lugar apropiado en el collage de símbolos dentro del imaginario: la importancia religiosa que tuvo para los incas. La ciudadela posee lugares de notable relevancia espiritual dentro de lo que fue la cosmovisión del imperio. Entre ellos los templos del Sol, de las Tres Ventanas y del Cóndor.

Para el antropólogo Fernando Astete, jefe del Parque Nacional de Machu Picchu, los templos le dan un carácter sagrado a la ciudad. “Estos siempre tienen una presencia importante por ser, el de los incas, un gobierno teocrático. Los templos son, al igual que las montañas, deidades presentes”, señala.

 

Astete entiende que tanto el Templo del Sol como el de las Tres Ventanas están relacionados a la admiración por el Sol. “El Templo de las Tres Ventanas es también uno dedicado al Sol porque está orientado hacia el este. De acuerdo con las características arquitectónicas, es el mejor elaborado. Y aquel que se conoce como Templo del Sol es un observatorio”, explica el especialista.

Julinho Zapata, arqueólogo con vasta experiencia de trabajo en Machu Picchu, indica que no hay suficientes evidencias sobre el Templo de las Tres Ventanas como para determinar finalmente cuál era su función. “No sabemos a qué divinidad estelar está dedicado. Aún falta investigar, hay que hacer más estudios astronómicos”, dijo.

El arqueólogo Alfredo Mormontoy cree que ese templo puede representar en sí mismo la cosmovisión espacial andina en sus tres niveles: hanan pacha (mundo de arriba), kay pacha (mundo de acá) y uku pacha (mundo de abajo).

En todo caso, los especialistas coinciden en que todos los templos están orientados al Sol. Estos, además, servían para organizar actividades como las cosechas.

Cabe mencionar que tanto el Templo del Sol como el de las Tres Ventanas están orientados a ver el solsticio de invierno, que ocurre el 21 de junio, día en que el Sol está más lejos de la Tierra. “El solsticio de junio marca el inicio del año inca, la actividad agrícola se dará lugar a partir de agosto cuando empieza el proceso de siembra. El solsticio de verano, el 21 de diciembre, marca el final de la primera etapa a mitad de año y a partir de ahí el Sol retorna a su lugar de origen”, sostiene Mormontoy.

NDOR QUE TODO LO VES
El otro templo es aquel dedicado al Cóndor. Una imponente figura de roca proyecta a ciertas horas del día la sombra del ave sagrada a la que está dedicada la estructura. “En la cosmovisión inca –explica Astete– el cóndor representa la producción y fertilidad. Cuando aparece en el cielo, al mover sus alas junta las nubes, esto provocará tormenta y esta la lluvia que fertiliza la tierra”, señala.

Esa enorme roca algo tallada que da la sombra de un cóndor fue clave para que se eligiera construir el templo ahí, según lo entiende Zapata.

“El sitio fue elegido por la presencia de las rocas naturales que ofrecían una configuración del cóndor, que luego los incas completarían, aprovechando su forma. Ellos trabajaban en función de lo que encontraban. El cóndor, además, representa la visión holística, porque en su vuelo obtiene una mirada completa desde los Andes”, dice.

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