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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

HISTORIA DE LA NAVIDAD - 5

La Estrella de Belén  y los Reyes Magos - Apuntes de la Navidad - Rafael Ariansen Salvagno - Instituto de los Andes.

El único evangelista que menciona la Estrella de Navidad o de Belén, es Mateo. Dice que la estrella precedía a los Reyes Magos hasta que se detuvo encima del lugar donde estaba el niño Jesús. Muchas hipótesis aparecieron para explicar el “Milagro de la Estrella de Belén”, tratándolo como un fenómeno astronómico real,  pero de  todas ellas tres parecen ser las más acertadas.

La primera hipótesis sostiene que se trataría de la conjunción de tres planetas. Y como los Reyes Magos eran eruditos en religión y astronomía fueron atraídos por el triángulo luminoso que provocó el acercamiento orbital de Júpiter, Saturno y Marte, ocurrido en el año 7 a de C, conocido como Anno Urbis Conditae.

La segunda hipótesis sostiene que la gran luminosidad de la estrella y su forma alargada no sería otra cosa que el cometa Halley que tiene una cola similar a la que llevaba la estrella de Belén según los santos Evangelios y cuyas apariciones son conocidas desde el año 466 a de C

La tercera  hipótesis y quizá la más acertada es la sostenida por el astrónomo Johannes Kepler en 1606. Kepler afirma que se trató de una supernova (nova es una clase de estrella que aparece súbitamente en el cielo y va perdiendo luego su luminosidad en forma lenta). Esta supernova fue formada por la triple conjunción de la Tierra con los planetas Júpiter y Saturno, estando el Sol pasando por Piscis. En esta conjunción los planetas se ven como uno solo, lo que produce una luz muy brillante.

Tal vez el redactor del evangelio según Mateo no hizo más que aprovechar, con intención mítica, el suceso cósmico. La explicación más simple consiste naturalmente en creer que Dios creó una estrella que guiase a los Reyes Magos y una vez cumplida su misión desapareciera tan rápida y misteriosamente como había sido creada. Pero Dios usa muchas veces para sus milagros las causas naturales, y el milagro consiste en que éstas se realicen en el momento y lugar justos.

Pero ¿quiénes fueron esos tres Reyes Magos que siguieron la estrella de la que acabamos de hablar? Acerca de su identidad y origen existen muy pocos datos. San Mateo hace referencia a estos personajes: Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» Oyendo esto el rey Herodes convocó a todos los sabios y escribas de Jerusalén para consultarles dónde había de nacer el Mesías. Ellos contestaron  que en Belén de Judá porque así está escrito por el profeta: “y tú Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los principales clanes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel”.

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino. (Mt 2, 1-12).

¿Quiénes fueron estos personajes? ¿Cómo pasaron de magos a Reyes? ¿Magos de qué, Reyes de Dónde? ¿Eran realmente tres?, Sólo sabemos que eran varios, por lo menos más de uno, el texto de Mateo no responde a nada de ello tampoco el resto del Nuevo Testamento. En un principio su número era indeterminado. Las representaciones artísticas son las que le fueron dando su actual número y apariencia. En el siglo III se los representaba como dos, en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían dos o cuatro magos, según los casos; la media docena tampoco faltó en algunas pinturas. En la iglesia Siria y Armenia se defendió la docena de magos puesto que, según ellas, los magos prefiguraban los doce apóstoles y representaban a cada una de las tribus de Israel. Para la iglesia Copta (de Egipto) eran sesenta y citaban los nombres de más de una docena de ellos.

Finalmente en el primer cuarto del siglo III se afirmó que los magos habían sido sólo tres, después de todo Mateo sólo cita tres presentes. En el siglo IV, de modo progresivo, comenzó a prevalecer el número de tres. Y así la tradición nos ha hecho aceptar que eran tres, asignándoles los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Estos tres nombres son tan arbitrarios y ficticios como se les dio en  otras partes del orbe cristiano. Kagpha, Badadilma y Badadakharida en lengua Siria, Apellicon, Amerim y Serakin entre los griegos; Ator, Sater y Paratoras en Etiopía, etc.

Las descripciones físicas de los Reyes Magos y sus edades cambian sustancialmente en función de los gustos particulares de los artistas que los representaban. Según algunas descripciones Baltasar tenía entre 30 y 40 años, con barba oscura, llevaba en sus manos un recipiente para mirra; Melchor, como de 20 a 25 años y sin barba, transportaba una bandeja para incienso; y Gaspar de más de 50 años, con pelo y barba largos y blancos, llevaba  una canasta con oro.

Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI. En este siglo las nuevas necesidades ecuménicas de la Iglesia Católica llevaron a implantar un simbolismo inédito, identificando a los tres magos con los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres partes del mundo y las tres razas humanas que lo poblaban, según se creía en esos días.

De este modo, Melchor, el anciano de cabello y barba canos, pasó a simbolizar a los herederos de Jafet, eso es a los europeos, y ofreció al Niño divino el noble oro; Gaspar, rubio y lampiño, representaría a los semitas de Asia y su don era el preciado incienso; Baltasar, negro y barbado, personificaría a los hijos de Cam, los africanos, participando de la adoración universal con su entrega de mirra. A los americanos, chinos y japoneses hubo que ignorarlos porque no se podían inventar nuevos reyes y menos inventarles nuevos hijos a Noé. El único intento fue el de una pintura portuguesa en la cual se remplazaba al rey negro Baltasar por un jefe indio amazónico.

El festejo de los reyes magos no se conmemoró sino hasta el siglo V en Occidente. Se eligió el día 6 de enero para conmemorar la Epifanía, la manifestación de Jesús al mundo a través de los Reyes Magos, su bautizo en el Jordán y el milagro de las bodas de Canaan.

La tradición de los Reyes Magos como generosos proveedores de juguetes y regalos a los niños es relativamente reciente y sólo fue adoptada por algunos países latinos. Los reyes no comenzaron a traer juguetes a los niños hasta mediados del siglo XIX, con anterioridad sus regalos se limitaban a cosas relacionadas con la vida cotidiana. Gaspar era el encargado de repartir golosinas, miel y frutos frescos; Melchor tendía más a lo práctico y su fuerte eran la ropa o zapatos; Baltasar jugaba el peor papel al tener que ocuparse de castigar a los niños traviesos dejándoles carbón o leña por todo regalo, símbolo del pensamiento racista.

Para poder llevar a cabo su labor con justicia los reyes magos disponían de la ayuda de unos duendes que espiaban a los niños y les contaban a sus jefes hasta los más mínimos detalles de su comportamiento. La costumbre exige a los niños a poner los zapatos limpios la Noche de Reyes para recibir junto a ellos, durante la madrugada, los regalos de los magos. Y también tienen que dejarle paja o pasto y agua para los camellos y Jerez, Cognac o vino para los sedientos reyes.

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