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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

14 PRECOLOMBINO

ATAHUALPA

Fue hijo de Huayna Cápac y Tocto Coca, que fue nieta del Inca Pachacútec, por lo tanto integrante de la poderosa panaca Hatun Ayllu. Nació en el Cusco, pero desde niño residió en Tumibamba y Quito acompañando a su padre en las campañas del norte. Siendo joven mostró valentía , inteligencia y carisma, por lo que se convirtió en uno de los hijos predilectos del Sapan Inca; muy querido, además, por la nobleza norteña y los principales generales de la región.

Cuando murieron Huayna Cápac y su sucesor Ninan Coyuchi, en 1528, el Willac Umu, gran sacerdote del Sol, entregó la mascaypacha roja a Huáscar, considerando que era hijo de coya o mujer principal. Atahualpa aceptó tal decisión y sólo le pidió al nuevo Inca ser designado como Incap Rantin, es decir su representante en Tumibamba.

Se sabe que había sectores de la nobleza muy descontentos por el nombramiento de Huáscar considerando que no tenía méritos suficientes y temiendo sus planes reformistas que perjudicarían los privilegios tradicionales de las panacas (ayllus reales). En 1529 el Inca descubrió la conspiración de su hermano Cusi Atauchi a quien dio cruel muerte junto a muchos nobles acusados de secundarlo. Los orejones ejecutados eran prestigiosos miembros de la saya Hanan Cusco, bando que se distanció del Inca y siguió conspirando, promoviendo una rebelión que derrocara a Huáscar.

Huáscar buscando afirmar su poder y eliminar a sus potenciales rivales, exigió la presencia de todos sus hermanos paternos en el Cusco con el pretexto de la llegada de la mallqui (momia) de Huayna Cápac a la capital imperial. Los orejones, mitimaes, curacas y generales de Tumibamba y Quito aconsejaron a Atahualpa no asistir pues su vida corría peligro en el Cusco. Entonces Atahualpa envío dos delegaciones justificando su ausencia y jurando obediencia al Inca, sin embargo éste asesinó a unos y torturó a otros, acusándolos de ser parte de una rebelión que se preparaba en el norte del imperio.

La nobleza incaica de Quito y Tumibamba convenció a Atahualpa que la única salida era la guerra total contra Huáscar. Se preparó un gran ejército dirigido por los yana- generales Quisquis, Calcuchímac y Rumiñahui, y se realizó una gran ceremonia para colocarle una mascaypacha roja reconociéndolo como nuevo soberano del Tahuantinsuyo. La guerra estaba declarada y traería funestas consecuencias para el Imperio de los Incas.

Después de algunas derrotas iniciales, los ejercitos atahualpistas comenzaron su incontenible avance rumbo al Cusco, dirigidos por Quisquis y Calcuchímac. La batalla decisiva se realizó en el paraje de Chontascaxas (Apurimac) donde los quiteños lograron tomar prisionero al Sapan Inca. Las tropas vencedoras entraron al Cusco y dieron cruel muerte a muchos familiares de Huáscar, principalmente a los miembros de la panaca Cápac Ayllu (descendientes de Túpac Yupanqui) a la que pertenecía el Inca derrotado. Éste fue torturado y obligado a presenciar los horrendos crímenes para luego ser llevado semidesnudo rumbo a Cajamarca, para comparecer ante su medio hermano Atahualpa.

Atahualpa, desde sus aposentos en la llaqta de Cajamarca, celebraba los contundentes triunfos de sus tropas en el sur. Considerándose invencible, aquellos días de noviembre de 1532, permitió que unos extranjeros barbudos, que llegaron por las costas de Tumbes, ingresaran a la sierra norte y se entrevistaran con él: eran los españoles. En los Baños de Pultumarca, fue el primer encuentro entre hispanos y el nuevo Inca. Hernando Pizarro convenció a Atahualpa para asistir a una comida y entrevista con su hermano Francisco Pizarro, prometiendo devolver los bienes que habían tomado sin autorización.

 El 16 de noviembre de 1532 el Inca asistió a la plaza de Cajamarca acompañado por un impresionante cortejo de 8 mil personas, pero sólo con 200 guerreros con porras y sogas para matar a los barbudos que insolentemente se hacían pasar por enviados del dios Wiracocha y partidarios de Huáscar. Al atardecer de aquel día, en la plaza, el sacerdote español Vicente Valverde le exigió al Inca su conversión a la religión católica y sus sometimiento a la autoridad del Rey de España. Atahualpa rechazó aquel "requerimiento" por lo que las fuerzas invasoras atacaron sorpresivamente con armas de fuego, caballos y espadas. Ocurrió una horrenda masacre que ocasionó al menos 4000 muertos, en medio de la cual el Inca fue secuestrado y llevado al Amaruhuasi, donde soportaría un cautiverio de ocho meses.

Al conocer la avidez de los extranjeros por los metales preciosos, el Inca ofreció un fabuloso rescate de un cuarto lleno de oro y dos de plata, por su vida y libertad. Muchas llaqtas(ciudades), templos y palacios del Tahuantinsuyo fueron dilapidados para cumplir con el acuerdo; sin embargo los españoles se repartieron el botín y prepararon la muerte del Inca. Las instigaciones de Diego de Almagro, el indio Felipillo y el cura Vicente Valverde consiguieron la sentencia de muerte para el Inca. Los cargos contra él no consideraron los usos y costumbres andinos; en realidad fueron pretextos para eliminarlo rápidamente.

 

Fue el 26 de julio de 1533, en la Plaza de Cajamarca, cuando el Inca fue preparado para la hoguera. Antes de consumarse la condena, Atahualpa aceptó bautizarse para que le cambien la pena y no convertirse en cenizas, pues esto le imposibilitaba convertirse en mallqui, y significaba morir definitivamente. El frayle Valverde lo bautizó en el acto con el nombre de Francisco, en honor a su padrino, el jefe de los invasores. Luego de la ceremonia el Inca fue estrangulado y su cuerpo enterrado en la capilla de Cajamarca. Los españoles reconocieron como nuevo soberano a un joven noble huascarista llamado Túpac Huallpa, para avanzar junto a él rumbo a la capital del rico Tahuantinsuyo, el Cusco.

Autor: Arturo Gómez Alarcón

Location: Lima, Lima, PE

Nació en 1975 en Lima, Perú. Es Licenciado en Educación, especialidad Historia y Geografía, por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y Profesor de Historia en centros de formación pre-universitaria desde 1998. Es autor de Historia del Perú Pre-Incaico (Ediciones Naylamp, 2006). Dirección de correo: argoperu@gmail.com

LA GASTRONOMIA EN EL TAHUANTINSUYO - 01

 

Por: Ing. Jaime Ariansen Céspedes - Instituto de los Andes

Hay varias precisiones lógicas que recordar, amparados por la moderna investigación histórica y arqueológica y no solo basada en una inocente trascripción obtenida de los cronistas españoles que deslizan numerosas afirmaciones que hay que analizar e interpretar en su contexto, para lograr nuestras propias conclusiones.

En sus tres siglos de existencia, el Tahuantinsuyo tuvo un rápido y sostenido crecimiento hasta constituirse en un poderoso estado, que dominó numerosas naciones milenarias y poseedoras de una excelente tecnología, entonces estamos frente a la cultura Inca, sin lugar a dudas exitosa y poderosa.

No se logran estos niveles de desarrollo y dominio sin antes haber solucionado el problema de la alimentación de una numerosa población. Cuando llegan los españoles en el año 1532, encuentran a la gran mayoría de los nativos sanos y fuertes, hemos encontrado varios testimonios que así lo afirman.

El territorio ocupado es extenso y de muy peculiares características en la costa, sierra y selva, con diversos pisos de altitud y una especial corriente marina que condiciona y refresca la cercanía al trópico del ecuador terrestre.

Si bien es cierto, que para la época, en todas las regiones del mundo resolver el problema de la alimentación de una numerosa población fue una difícil y ardua tarea debido al bajo nivel tecnológico disponible en la agricultura. Los incas lucieron numerosas ventajas - con meritorios logros - obtenidos en la producción, manipulación, conservación y distribución de alimentos, sumando a estos logros el sistema administrativo empleado fue admirable.

Por estrategia política, los incas mantuvieron a las naciones dominadas separadas y manteniendo cada una sus costumbres alimenticias, se encargaron de realzar sus peculiares características,  hasta en el vestido, con colores, cintas y sombreros diferentes, permitiéndoles practicar sus usos y costumbres en las ciudades y territorios donde fueron ubicados. En el campo que nos compete en este articulo, estas características iniciaron el primer paso de la fusión, es decir un proceso completo de aculturación.

Para iniciar este análisis critico sobre la gastronomía en el Tahuantinsuyo transcribimos para su discusión lo que nos dice el primer mestizo el Inca Garcilaso de la Vega:

Algunos “Reales Comentarios” Sobre la Comida de los Incas 

- Es de saber generalmente que los indios de aquella costa, en casi quinientas leguas desde Trujillo a Tarapacá que es lo último del Perú, de norte a sur, adoraban en común a la mar, sin los ídolos que en particular cada provincia tenía, adorábanla por el beneficio que con su pescado les hacía para comer y para estercolar sus tierras, así la llamaban Mamacocha que quiere decir madre mar, como que hacía oficio de madre en darles de comer. Adoraban también comúnmente a la ballena por su grandeza y monstruosidad y en particular unas provincias adoraban a unos peces y otras a otros, según que les eran más provechosos. Esta era en suma la idolatría de los yungas en aquella costa antes del Imperio de los Incas.

- Los Incas, tenían una intensa vida religiosa, que prolongaba la vida en forma indefinida, esta condición se notaba especialmente en las clases más elevadas, donde el difunto conservaba por siempre, en teoría, la mayoría de sus bienes personales, títulos, tierras, joyas, vestidos, servidumbre, etc. Las momias embalsamadas de algún modo participaban en las ceremonias y fiestas, se les daba de “comer” y  “beber” y eran el centro de veneración y culto. En las huacas, es decir templos,  lugares o cosas sagradas, se dejaban ofrendas de alimentos, para convidar y agasajar a los dioses y poderosos seres del mundo mágico.

- Durante todas las fases del imperio, se realizó un intenso flujo migratorio, de muchos personajes de diferentes naciones, en calidad de funcionarios, familiares residentes, trabajadores, soldados o peregrinos, cada una de las etnias habitaba un determinado barrio de las ciudades y conservaban sus costumbres, las que eran respetadas oficialmente. Se les podía distinguir fácilmente por sus vestidos, sombreros, adornos y peinado peculiares. Lo más importante para el desarrollo de la gastronomía, es que debido a las migraciones masivas se produce el primer proceso de aculturación, porque se logra un completo intercambio de insumos, técnicas y potajes, dando la posibilidad de que se crearan nuevas expresiones culinarias resultado de la fusión.

- La migración más ordenada e importante la constituían Los Mitimaes, grupos de pobladores de una misma etnia que eran trasladados a una determinada región con un propósito específico, que podía ser de carácter militar, laboral, religioso o político, conducidos por la razón o la fuerza, pero siempre podían mantener sus usos y costumbres y se les distinguía por una típica vestimenta o especie de cintas de colores que obligatoriamente tenían que llevar en un determinado lugar de su vestimenta.

- Los antiguos peruanos tenían establecidas dos comidas principales en el día, la primera se servía entre las siete y las nueve de la mañana y la segunda entre las cuatro y las seis de la tarde. Antes de iniciar la faena agrícola y luego al regreso del campo. Recordemos que tratamos de explicar la rutina alimenticia de una comunidad eminentemente rural y ligada casi exclusivamente a las actividades del campo.

- En los días festivos se organizaban almuerzos comunales que comenzaban después del medio día y duraban hasta que terminaba la tarde. Generalmente, esos días se organizaban asambleas desde muy temprano para discutir asuntos comunales, militares, sociales, religiosos o de mercado. Al término de las cuales se cerraban las actividades programadas con grandes almuerzos.

- Los peruanos del Imperio Incaico consumían pescado cocido directamente al fuego que llamaban “Kanka”. Asado envuelto en hojas aromáticas, colocándolo sobre brasas, piedras o arena caliente. También hervido con agua y hierbas aromáticas llamado “Challwachupe” o “Chillona” y en ajíaco con papas llamado “Lokro” y Crudo.

- Es pertinente resaltar lo de “pescado crudo”, como lo confirman después otros cronistas como Francisco de Jerez, Pedro Cieza de León, Agustín de Zárate y Bernabé Cobo, que cuentan que preparaban el pescado trozado y marinado en una chicha de alto contenido alcohólico. Salomón Melchor escribe sobre un plato preparado con pescado crudo y macerado en jugo de tumbo. Estos serían los ancestros de nuestro famoso Cebiche o Seviche. Aunque no existen recetas, es de suponer que contenían también ajíes, porque según el Inca Garcilaso de la Vega “El ají lo usaban con todo”.

- El Inca Garcilaso de la Vega se sentía orgulloso del aporte peruano a la culinaria mundial, la lista de insumos es larga e importante: Papas, Camotes, Yucas, Maíz, Tomates, Quinua, Palta, Frejoles, Calabazas, Ají, Maní, Pallares, Vainilla, Chirimoya, Lúcuma, Papaya, Piña, Huacatay, Muña, Cacao, Coca y otros cientos de alimentos trascendentes.

LOS INCAS - CONSERVACION DE ALIMENTOS

Por: Christian Gamio Lora

Bibliografía: Enciclopedia temática del Perú

Es evidente que el hombre prehispánico conoció diferentes técnicas para conservar sus productos, según las condiciones de los diferentes ecosistemas andinos. Si alguna de estas fallaban o si se reducía el número de alimentos, el peligro de la hambruna y la escasez podían poner en peligro las redes sociales y el mantenimiento de todo el sistema productivo de los estados, particularmente del Tahuantinsuyo, por las dimensiones que alcanzó.

Por tal motivo, la tecnología de la conservación de alimentos constituyó un tema central dentro de las preocupaciones de los gobernantes Incas. Los métodos de conservación que los antiguos andinos desarrollaron pueden clasificarse en: deshidratación, cocción, tostado y reducción a harinas; y obtención de líquidos estables (vinagres y chicha.

En la costa, el pescado se conservó de manera casi natural, secándolo al sol luego de salarlo, y también enterrándolo en la arena. El camarón se secaba de manera similar, además de otros productos del mar como las machas y diversos moluscos, que podían usarse en la preparación de chupes o sopas. El profesor Masuda investigó el empleo del cochayuyo o "hierba acuática" en la alimentación del Perú antiguo, siendo elaborada básicamente con algas marinas, frescas o desecadas, la más corriente de las cuales fue la Porphyra o columbiana.

A lo largo del territorio andino la carne (de llama o venado) se conservó dejándola secar al sol, previamente cortada en trozos delgados. Cuando aún estaba fresca, la salaban bien por ambos y la dejaban al sol por seis a ocho días, hasta que se ponía seca y dura. La carne seca, sin huesos, se conoce como charqui, y con huesos se llama chalona. Antes de utilizarla es necesario remojarla en agua y cocinarla.

También se deshidrataban las carnes de aves como perdices y palomas, además de las ranas. Otros alimentos, como el ají, simplemente se secaron al aire, en los tendederos o terrazas angostas elaboradas para este propósito. También deshidrataron productos de manera artificial: tostaban los cereales al fuego para reducir su volumen y disminuir su peso. Así se procesaron los cereales y legumbres, reduciéndolos a harinas que podían conservarse mucho tiempo. En la sierra, lo más conocido es la preparación del chuño o papa deshidratada, producto que puede ser almacenado por períodos prolongados. Las condiciones más favorables para la elaboración del chuño corresponden al ambiente de puna, por las fuertes heladas que caracterizan a esta región. En la puna, durante los meses en que se cosecha la papa, las heladas se producen con regularidad casi todas las noches, y no existe humedad.