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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

98 SISTEMA MOR

EL CEREBRO DE UN GOURMET

¿Por qué los niños no soportan las verduras y (casi) siempre hay hueco para el postre?, la clave se encuentra en cómo funciona el cerebro, un "gourmet" al que enloquecen las sorpresas, según el catedrático Javier Cudeiro, autor de "Paladear con el cerebro".

La obra nació de una conversación con Ferrán Adriá, en la que el chef le comentó su idea de haber reescrito junto al ya fallecido escritor Manuel Vázquez Montalbán, "La fisiología del gusto", de Jean-Anthelme Brillat-Savarin, el primer libro del siglo XIX que aborda la gastronomía desde la perspectiva científica.
"Paladear con el cerebro" explica cómo interpretamos a través de los sentidos todo aquello que olemos, tocamos, vemos..., y qué neuronas se activan para que algunas experiencias gastronómicas resulten "alucinantes", explica Cudeiro, catedrático de Fisiología, dedicado al estudio de los sistemas sensoriales.
Y, pese a que el ser humano es una "máquina de predecir", o dicho de otro modo: quiere conocer qué va a ocurrir en cada momento, al cerebro le encanta que el chef le cautive con lo inesperado.
Por ejemplo, una reproducción exacta de un huevo, cuya cáscara en realidad es chocolate blanco, o una aceituna que guarda en su interior "pica pica".
"Si lo que está prediciendo el cerebro no es lo que espera -y ahí entran los cocineros-, sobreviene una especie de alarma o de sorpresa. Puede, o no, ser placentera, pero siempre es atractiva", añade el catedrático de la Universidad de La Coruña, en el noroeste de España.
¿Y por qué razón siempre queda hueco para el postre", se interroga el autor de "Paladear con el cerebro" (editorial Catarata). La razón hay que buscarla en la corteza órbito-frontal, situada encima de las órbitas oculares y que cobija a las neuronas encargadas de la información sensorial.
Tras una comida copiosa, un grupo de neuronas disminuyen su actividad y el organismo recibe el mensaje de que es suficiente, pero "si de repente introduces, por ejemplo, el postre, esas neuronas retoman su actividad y le dicen a otras zonas del cerebro que tienen un hueco pese a la saciedad".
Algo parecido puede ocurrir con las células neuronales relacionadas con el olfato cuando reciben un estímulo (olor) constante de un alimento, de modo que dejan de "funcionar" y se produce una sensación pasajera de saciedad.
El autor también explica el motivo por el que los niños no aguantan las verduras: son "superdegustadores", igual que algunas personas adultas con una capacidad superior al resto a captar sensorialmente el alimento, debido a que poseen una mayor cantidad de papilas gustativas.
Ello hace que, en el caso de los niños, perciban con mayor intensidad ciertos sabores, como el amargor de verduras como los grelos o las coles de Bruselas.
El cerebro es también responsable de la ausencia de apetito cuando dormimos, porque hay un mecanismo dentro del mismo que "juega" con las hormonas de la leptina y la grelina, esta última causante del apetito.
Durante el sueño, "la secreción de la grelina disminuye y aumenta la de la leptina (una hormona que dice que no comas más)".
Por otro lado, opina el catedrático, no es posible afirmar si los humanos tenemos unas células nerviosas más inclinadas hacia lo dulce, salado.., porque tienden a compensarse y, en consecuencia, hay de todo.
Pero sí es cierto, matiza, que "buscan los componentes más necesarios para la vida, como es el caso de la sal, frente a los elementos dulces no tan imprescindibles".
Quizás -ironiza en tono de humor- estamos asistiendo al nacimiento de una nueva disciplina neurocientífica: la neurogastronomía.
Y tampoco sería de extrañar que surgiera la neuro-ética o técnicas que permitan descubrir a los mentirosos en un tribunal mediante las imágenes que ofrece la resonancia magnética, concluye.
Fuente: milenio.com

SISTEMA MOR: EL MEJOR SISTEMA DE ENSEÑANZA

Nuevo Método Para Aumentar la Eficacia en los Sistemas de Aprendizaje, en la Productividad de las Empresas y en el Bienestar Personal.

Investigación y Propuesta realizada por:

Jaime Ariansen Céspedes – Instituto de los Andes

Todos los personajes de la sociedad mundial reconocen a tres objetivos básicos en nuestro sistema de vida: LA EDUCACIÓN, LA PRODUCTIVIDAD Y EL BIENESTAR como los principales elementos del progreso. En estos conceptos están depositadas las esperanzas del futuro de la humanidad.

Por lo tanto, la atención del mundo entero esta fijada en estas actividades y son consideradas como prioritarias en todos sus aspectos.

Se reconoce en cada uno de los temas que son: Complejos, que son Relativos dependiendo de muchas variables y son muy influenciables por el Entorno. A todos hay que brindarles los Recursos adecuados y toda nuestra atención, Política y Social.

Entonces, si esto es así y es aceptado en todo el mundo... ¿Por Qué?... Estos objetivos básicos están muy atrasados en resultados y en tecnología, comparados a otras actividades importantes de la humanidad como: La Salud, Las Medicinas, Las Computadoras, La Biología, Las Comunicaciones, El Transporte, El Entretenimiento, La Alimentación, El Deporte, Las Armas, El Marketing, La Publicidad, La Estética, etc.

Voy a presentarles una alternativa de solución, netamente científica, resultado de muchos años de investigación y experimentación, estoy seguro les va interesar y les será de mucho provecho personal, familiar, empresarial y social. Informes en el Instituto de los Andes - jaimeariansen@hotmail.com

PROGRAMACION DE CURSOS 3

TECNICAS / Talleres Tecnológicos

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COCINAS / Cursos de Gastronomía
 

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CURSOS / Humanidades / Producción / Gestión / Finanzas

 

SISTEMA MOR: COMO FUNCIONA LA MEMORIA

AMÉRICA VALENZUELA 

PREGUNTA: Me gustaría saber cómo funciona la memoria humana. ¿Es infinita? ¿Se tienen que borrar unos recuerdos para que quepan otros, como en un disco duro? ¿Qué determina que unos recuerdos se queden fijados y otros se borren? Gracias. ÁNGEL CHAMORRO.

"La memoria no es infinita", explica a RTVE.es Juan José García Meilán, psicólogo especialista en memoria de la Universidad de Salamanca y el Instituto de Neurociencias de Castilla y León. "Pero tampoco es como un disco duro que tiene una capacidad determinada".

Los recuerdos son una red de tejido neuronal. A medida que almacenamos recuerdos se hace más y más tupida. Y esta red está 'viva'. Cambia de forma porque las neuronas que la componen se van asociando entre ellas de una forma u otra según llegan nuevos recuerdos que almacenar.

Las conexiones nuevas son las más accesibles, se activan más rapidas

 

Cuantos más recuerdos acumulamos, más cosas olvidamos o al menos más nos cuesta recordar. "Las conexiones nuevas (las más recientes) son las más accesibles y, por lo tanto, recordamos con más facilidad aquello que codifican, simplemente porque se activan más rápido. Sin embargo, las antiguas se van quedando en el fondo del armario", señala el García Meilán.

Según el tipo de recuerdos se fijan en una zona u otra del cerebro. Tal y como explica García Meilán, "el sabor del café se almacena en la zona somatosensorial.

Las emociones que sientes porque, por ejemplo, el sabor es el mismo que el del café que te hacía tu abuela, se almacenan en la amígdala. La palabra café, en la zona temporal. Y si la situación es anecdótica, porque por ejemplo, el café te lo has tomado con Meg Ryan, pues lo almacenas con los recuerdos 'episódicos'.

Memoria de elefante o de pez

Hay personas con muy buena memoria. Se debe a una combinación de varios factores: "Algunos tienen una mayor capacidad natural, es decir, tienen unos niveles óptimos de las moléculas que se usan para hacer sinapsis (uniones entre neuronas) y a la vez una buena estrategia de codificación de recuerdos", explica.

 Tres son los pasos para memorizar algo bien: atender, codificar e integrar bien el recuerdo, es decir, en el sitio adecuado. "Cuando olvidamos por ejemplo, dónde hemos dejado el coche es porque no hemos prestado atención, no nos hemos parado a pensar dónde está el coche", explica.

 Para tener una buena memoria, además, de una buena estrategia, hay que tener el cerebro en forma.

"Hay que hacer ejercicio físico aeróbico, para oxigenar bien el cerebro, y ejercicio mental, es decir, jugar al tute o al dominó para mantener los niveles de ejecución adecuados", asegura el experto con buen humor.