EL PLACER DE BEBER

POR: MELISSA TORRES – INSTITUTO DE LOS ANDES
FUENTE:www.viamichelin.com
Bollinger: cuestión de estilo
Bollinger no es sólo el champagne de James Bond y del príncipe Carlos de Inglaterra: también es la última gran casa de champagne en conservar su total independencia financiera.
Desde su fundación en 1829 en la Montagne de Reims, la Maison Bollinger sigue elaborando y criando sus champanes como siempre lo ha hecho: en familia. Su objetivo es lograr cada año el famoso sello Bollinger, encarnado por el "Spécial Cuvée": un champán fino con nariz de brioche y una profundidad que delata el predominio de la pinot noir.
Sea cual sea la cosecha y su calidad, el maestro bodeguero de Bollinger está obligado a demostrar su dominio del coupage y ser capaz de recomponer ese bouquet de aromas. Para ello, cuenta con unos 300.000 vinos de reserva conservados en magnums durante 10 años: una "enoteca" sin equivalente formada exclusivamente por los mejores caldos de Champagne.
La inmensa bodega excavada bajo las calles de Aÿ es pues el santuario donde se elabora uno de los champanes más célebres. Nosotros hemos descubierto unos métodos totalmente artesanales que contrasta con los recursos tecnológicos que suelen utilizar las grandes casas. Bollinger es por ejemplo la única bodega de Champagne que emplea a un tonelero, encargado de fabricar y reparar ¡350 toneles al año! Y es que Bollinger nunca ha dejado de criar sus vinos en toneles, ya que siempre ha considerado que sólo la madera garantiza una oxidación en su justa medida, el desarrollo de los aromas y una vida larga a los caldos. Sus champanes maduran al menos durante 3 años en botella antes de salir al mercado.
"Les Vieilles Vignes Françaises" de Bollinger por su parte constituyen un auténtico mito entre los conocedores del champán. Se trata de una pequeña parcela de pinot noir plantada en Aÿ, delante de la casa Maison Bollinger, y que misteriosamente sobrevivió a la filoxera. Labradas y cavadas a mano, estas viñas de otra época producen al año apenas unas 3.000 botellas de un vino sublime con notas de miel y pan tostado. El precio (400 euros por la cosecha 1996) está a la altura de este vino de excepción.
PARÍS (AFP) - La empresa Pernod-Ricard lanzará el próximo jueves el champán más caro del mundo, un Perrier-Jouet vendido por cajas de doce botellas a 50.000 euros (77.000 dólares), signo del éxito creciente que cosechan estas burbujas de lujo en el mercado internacional.
La botella, de 75 cl, sale pues a 4.166 euros (unos 6.420 dólares) y supera el récord precedente de una serie limitada de 10 Jeroboamas de Dom Perignon (grupo LVMH), que se vendieron a 4.000 euros el litro (unos 6.160 dólares) durante el Festival de Cine de Cannes de 2005.
"Vamos a vender estas cajas a 100 personas en el mundo para que puedan confeccionar ellas mismas su propio champán, el último lujo", explicó a la AFP Olivier Cavil, director de comunicación de Perrier-Jouet. Esta serie especial, destinada a una "comunidad de super-ricos", se distribuirá únicamente en siete países: Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, China, Rusia, Suiza y Francia, a razón de una quincena de cajas por país.
"Todos los compradores vendrán a Epernay (este de Francia) para reunirse directamente con nuestro jefe de bodega, Hervé Deschamps", explica Cavil. De esta forma podrán añadir por sí mismos el 'licor' (azúcar y vinos de diferentes años) de su gusto y personalizar así las botellas de blanco de la cosecha Belle Epoque, de 2000. Además de estampar su firma en la etiqueta, el cliente podrá almacenar su pedido en las cavas de Perrier-Jouet, donde las botellas serán conservadas durante ocho meses.
Algunas celebridades podrán beneficiarse de forma gratuita o a precio reducido de esta cosecha bautizada 'By and For', entre ellas la actriz española Victoria Abril o la cantante Marianne Faithfull.
Pernod-Ricard, segundo grupo mundial en vinos y licores, regresó en 2005 al sector del champán al pasar a controlar las marcas Mumm y Perrier-Jouet tras adquirir la británica Allied Domecq. Ocupa la cuarta plaza en este mercado mundial floreciente, con 338,7 millones de botellas vendidas en 2007, es decir, un alza del 7,3% respecto a 2006.