Dulce distinguido
La miel es un producto elaborado principalmente por las abejas. A partir del néctar de las flores combinado con substancias propias del insecto, esa mezcla se almacena en los panales para que maduren. Sin embargo, no es una tarea fácil ya que para obtener un frasco entero, estos diminutos bichos deben visitar más de dos millones de flores.
Fluida, granulosa o dura son los distintos tipos de miel que se pueden lograr, y el color puede variar desde un ámbar más oscuro a un blanco translúcido. Éstas características dependerán del tipo y variedad de flores sobre las que las abejas se han posado.
En general, las mieles de color claro provenientes de campos florales son de sabor delicado y suave. La de brezo es de color dorado más penetrante con sabor aromático, mientras que las de lavanda u oscuras tienen un gusto con mayor intensidad.
Para la mesa cotidiana, la más adecuada es la miel de trébol, ideal para hornear galletas y pasteles. Los helados y el yogurt quedan excelentemente endulzados con este jarabe.
Manjar sagrado
La miel tiene cualidades reconocidas y utilizadas por el ser humano desde hace siglos, pero no sólo como alimento o endulzante natural, también como un componente de efectos benéficos para la salud.
Antiguas culturas le adjudican propiedades antibacterianas y asépticas, y se cree que colabora en la cicatrización de heridas y la prevención de infecciones en lesiones o quemaduras superficiales.
Además, por sus cualidades astringentes y suavizantes, la miel también se usa en el mundo de la cosmética, ya sea para la elaboración de cremas como de máscaras de limpieza profunda.
En la cocina
Una cucharadita de miel aporta 20 calorías, el mismo valor que el azúcar, en su proporcional, aunque para muchos el jarabe siempre es la mejor opción.
Cocinando, este dulce se puede utilizar de diferentes maneras y sirve para:
-Darle humedad a los pasteles o panes.
-La elaboración de vinagretas para ensaladas, marinadas o para comer sobre una crujiente tostadas o galleta.
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