Racimo de plátanos verdes. Foto: Glow Images.

Racimo de plátanos verdes. Foto: Glow Images.

Ambas palabras hacen referencia al mismo fruto, en general se llama banana a los plátanos comestibles crudos que no requieren cocción previa, y con el nombre de plátano se refiere a los plátanos machos para cocinar o enanos que son más duros, verdes y que solo pueden comerse una vez cocidos.

Crudo o cocidos

Estos frutos se cultivan en climas tropicales, en especial en los países del Caribe, de Centro y Sudamérica. De color amarillo pasando por el rojo anaranjado, el púrpura y el verdoso, son de forma alargada, un tanto curva, pudiendo ser delgados o gordos llegando a pesar hasta 250 gramos. Son sumamente nutritivos, son fuente de hidratos de carbono, de potasio, magnesio, vitaminas A, B, C y E y de triptófano. Alimento ideal para usarlo como colación entre comidas, obteniendo sensación de saciedad. El estrés y la falta de magnesio guardan una relación tan estrecha, que se aconseja a quienes llevan una vida muy ajetreada añadir a su dieta alimentos ricos en magnesio, como el plátano y el aumentar la ingestión de magnesio reduce la ansiedad y mejora el sueño.

Las bananas y los plátanos son muy versátiles a la hora de emplearlas en la cocina. Los que se emplean para comer crudos se cosechan aún verdes y duros, sin embargo maduran con gran rapidez a temperatura ambiente, llegando adquirir un color amarillo intenso, luego apareciendo manchitas negras cuando están a punto para comer y cuando finalmente se ennegrecen y se ablandan demasiado sirven para cocinar panes. A su vez, se pueden usar para mezclar en ensaladas de frutas, yogures, en jugos, agregarlas a un cereal y hasta para hacer panes y muffins.

En tanto, los plátanos para cocinar tienden a ser más harinosos que los que se consumen crudos y generalmente se consumen antes de que estén maduros. Si se desea consumirlos cocidos, forman parte de numerosos platos como los patacones fritos o asados cuando están verdes, o incluirlos en la preparación de sopas; o cuando están maduros quedan muy bien salteados en una sartén con azúcar morena, o al horno con queso y dulce de membrillo. 

Cómo elegirlas

A la hora de comprarlos siempre escoger bananas que estén en racimo con la cáscara de color parejo, evitando aquellas que presentan la cáscara lastimada, ya que permite el paso del oxigeno oxidando la pulpa. Si se quieren dejar madurar, se las deja a temperatura ambiente dentro de bolsas de papel. Aquellos ejemplares ya maduros consérvalos en el refrigerador durante varios días, ya que aunque la cáscara se torno oscura la carne quedará intacta. Asimismo se pueden congelar las bananas pisadas con una cucharada de jugo de limón durante 6 meses.