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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

LYON, CAPITAL DE LA COCINA DE FRANCIA

Lyon se erige como la capital gastronómica de Francia
Enclavada en pleno valle del Ródano, la capital de la región Rhône-Alpes, es visitada por los aficionados al arte culinario
Lyon se erige como la capital gastronómica de Francia

 

A 430 kilómetros de París, atravesada por los ríos Ródano y Saona, que la dividen en tres, se encuentra Lyon. Con 500 hectáreas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, enclavada en pleno valle del Ródano, y capital de la región Rhône-Alpes, es meca para paladares inquietos que recorren sus calles en busca de alguna delicia para saborear.

Tiene dos mil años de historia, y es obvio que todavía tiene mucho para revelar porque casi en cada intento de sentar las bases para una nueva construcción aparecen restos arqueológicos que cuentan de tiempos en los que el Imperio Romano había extendido sus dominios por casi toda Europa.

Nació con el nombre de Lugdunum, fue capital de las Tres Galias en el siglo I a.C., brilló en el Renacimiento, y se convirtió en centro indiscutido de la producción de la seda. La pasó mal durante la Revolución Francesa, porque era considerada una villa demasiado monárquica, pero supo resurgir y hoy es elegida por su historia, su particular paisaje urbanístico y su gastronomía. Claro que no podría ser de otra manera ya que el legendario Paul Bocuse, padre de la nouvelle cuisine, es un ícono de la ciudad.

Hay más de mil restaurantes, todos se destacan por el cuidado con el que fueron pensados, ya sea en la decoración con esos pequeños toques particulares que hacen la gran diferencia, en los platos que se ofrecen, y en la esmerada atención, desde los mozos hasta los mismos dueños cuando se da el caso de un establecimiento pequeño de ambiente familiar. Los bouchons lioneses son pequeños restaurantes que sirven comida tradicional para los que se recomienda hacer una reserva previa.

Es bueno decir que si bien fue un chef quien llevó a Lyon al pináculo de la fama coquinaria, fueron las mujeres del lugar quienes dieron el puntapié inicial que echó a rodar por el mundo a la cocina regional. Madres y abuelas abrieron sus establecimientos y reivindicaron los fogones tradicionales, lejos de las propuestas modernas de París, y el éxito fue rotundo.

Pero su encanto no termina en la buena mesa. Entre los dos ríos está la zona de mayor actividad. Calles sinuosas y angostas que convocan al caminante a un recorrido pausado a pie o en bicicleta, aprovechando el sistema público de movilidad en dos ruedas. Los amantes de los libros están de parabienes ya que las librerías ocupan un lugar de privilegio entre los comercios, se podría decir que hay casi una por cuadra; los negocios de ropa se multiplican en la avenida République, así como los anticuarios en la plaza Bellecour. 

Imposible obviar la visita a la casa de los Lumière, hoy museo dedicado al cine. El Centro de Historia de la Resistencia y de la Deportación, instalado en lo que fue una base de la Gestapo, muestra cómo era por dentro esa sede del horror. La Ópera, el teatro Des Célestines, y el hospital declarado Patrimonio Universal, son otros lugares que merecen ser visitados.

Para llegar a la maravillosa basílica de Notre Dame lo mejor es tomar el funicular que sube la colina Fourvière, donde además hay un mirador para disfrutar de la incomparable vista, y dos coliseos romanos reconstruidos donde se ofrecen recitales y cine al aire libre. Los funiculares, que forman parte de la red de transporte público unen el caso antiguo, Vieux-Lyon, con la colina de Fourvière y St Just.

Arquitectura, historia, naturaleza y gastronomía son los pilares que hacen de Lyon una opción que merece ser tenida en cuenta para un recorrido bien francés.

rosario3 - Revista Generación.

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