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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

TESOROS FAMILIARES 5

La historia de los tesoros del Galeon Nuestra Señora de las Mercedes
Febrero del 2012 - Dos aviones militares de transporte C-130 aterrizaron el sábado con 17 toneladas en monedas de oro y plata recuperadas de un galeón hundido por los británicos en 1804, poniendo fin a una odisea de 200 años que llevó el pleito por su pertenencia a los tribunales de la Florida.

Los aviones transportaban 594.000 monedas y otros artefactos recuperados por el gobierno español tras cinco años de batalla legal con la empresa estadounidense de salvamentos marítimos Odyssey Marine Exploration, que se llevó el pecio a Estados Unidos en mayo del 2007.

Los escafandristas de Odyssey encontraron el tesoro entre los restos del galeón Nuestra Señora de las Mercedes, en aguas del Atlántico frente a la costa de Portugal y muy cerca de Gibraltar. La marina real británica lo hundió cuando enfilaba hacia el puerto naval de Cádiz procedente de Sudamérica.

El valor de las monedas fue calculado en unos 500 millones de dólares para los coleccionistas, que lo habría transformado en el pecio de mayor valor en la historia naval.

La Verdadera Historia de Juanita Tudor

50,000 mondas del dote de su abuela fueron embarcados en el Nuestra Señora de las Meredes.

Capitulo 2 – El Encuentro.

1854 - Y lo que tenía que pasar, pasó. Llegó la noche de ese viernes, en la que fue invitado el doctor Francisco de Grass a participar en al tertulia en casa de Rosa Lemoline.

En los días previos, nadie comentó la posibilidad de su encuentro con Juanita Tudor, como si fuera un tema prohibido, como si presagiaran o temieran lo que podría suceder. Lo que sí estoy seguro, es que todos lo pensaron con diferente interpretación de alternativas.

Esa noche fue muy calurosa y el murmullo de la conversación más alto que de costumbre – Los temas impersonales y triviales – como una nerviosa antesala a un solo hecho importante: El Encuentro.

A las 8 y 10, acompañado por Rosita Lemoline, apareció en el umbral del salón principal Francisco de Grass, vestido con un traje de lino blanco, alto y almidonado cuello y un perfume conquistador de poeta aventurero. Los extraordinarios sucesos de los siguientes minutos, nunca fueron entendidos  ni explicados con la suficiente coherencia.

Muchos años más tarde, Rosa Lemoline le contaría, a una de sus nietas, lo que recordaba de esa noche: “Juanita Tudor estaba en el centro del salón, de frente a la portada, cuando entré con el doctor Grass”. En ese momento una claridad azul se deslizó por la ventana abierta que daba al jardín. La extraña luz, en medio del salón y en una multicolor metamorfosis se fue convirtiendo armoniosamente en diminutos pétalos de jazmín, y el embrujo brillante de las aromáticas flores fue envolviendo a los asistentes, al tiempo que los inmovilizaba.

Un corredor de tibio resplandor señalaba en el salón, la distancia que existía entre Francisco de Grass y Juanita Tudor. Sólo se escuchaba la música suave de la lluvia de flores, que en forma melodiosa repetía las notas de la serenata de Schubert. Ambos personajes en una mágica levitación se fueron acercando lentamente hasta fundirse de inmediato en una sola comunión de ideas, en una sola ilusión, en una sola pasión, en un solo amor eterno, que todos sabrían que nada ni nadie podría separar hasta la muerte.

Los siete días siguientes, fueron extraños, de sabor indescifrable como si un misterioso vértigo se hubiera apoderado de todos. La especial claridad de los días en Sucre, fue neutralizada por una especie de fascinación, la ciudad fue cubierta con una rara neblina de color ámbar y había una nerviosa expectativa que flotaba en el ambiente y se manifestaba con diferentes cambios de actitud de las personas, nadie podía entender que pasaba, pero sí notaban sus efectos, la ciudad había sido embrujada.

En sólo una de las casas brillaba un dulce resplandor, día y noche, como si estuviese iluminada con el gran reflector del teatro de la opera. Era la casa de Juanita Tudor, en ese único lugar, las enredaderas estaban más floridas, los árboles frutales más fragantes, la huerta más colorida, las aves cantaban con mas fuerza y alegría, reinaba un sublime amor.

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