LAS FIESTAS Y BANQUETES DE LOS INCAS
Por: Magnolia Triveño - Instituto de los Andes
FESTIVIDADES FAMILIARES - Todo suceso importante para los indios era buen motivo para pasar días y noches bailando al son de roncos tambores, entonando cantos tristes para los oídos de los españoles, alegres para los suyos, y bebiendo hasta caer pos los suelos. Podía tratarse de acontecimientos felices, como los nacimientos y las bodas, o tristes, como velorios y entierros de hijos, padres y deudos. La gente se bestia para la ocasión, no con distintos modelos de vestidos sino con los mismos usaban cotidianamente, pero de material mas fino y diversos colores.
El pueblo atribuía a Manco Cápac, el primer inca, el haber establecido la mayoría de las fiestas familiares mas importantes: el "ayuscay" (ayusqay), realizado con ocasión del parto; el "rutuchico" (rutuchikuy), el primer corte de pelo; el "guarachico" (warachikuy), el pasaje de niño a joven; y el "quicochico"(k'ikuchicuy), ceremonia cuando le venia la primera flor a mujer.
NACIMIENTOS - Cuando las mujeres estaban a punto de parir, los maridos solían ayunar (algunas veces ellas tambien lo hacían) y rezaban a las huacas para que el parto fuera fácil. Las mujeres parían comúnmente sin ayuda de partera y apenas lo hacían se dirigían al arroyo mas cercano para lavarse y asear a la criatura, aunque fuera en zonas frías. Tenían por señal de mal agüero que del parto nacieran dos niños o que la criatura naciera con algún defecto que en una mano tuviera seis dedos o algo semejante. Los padres se entristecían, ayunaban y hacían ciertos ritos.
Cuatro días después del nacimiento, los padres ponían a la criatura en su cuna, llamada "qquirau" (k'iraw) y llamaban a los parientes para que la vieran. Ese día bebían sin hacer otra ceremonia.
Algunas naciones acostumbraban deformar cabezas de los niños recién nacidos. Por ejemplo, los collas, que procuraban darle forma larga y puntiaguda; cuanto mas deformes quedaban las cabezas, "lo juzgaban por mas gala y gentileza"
EL PRIMER CORTE DE PELO - Cieza de Leòn señala que durante el tiempo en que anduvo por el Perú noto que en la mayor parte de las provincias se tenia por costumbre poner el primer nombre a los niños cuando tenian 15 o 20 días de nacidos.
Este era un acontecimiento especial. Ese día se juntaba la mayor parte de los parientes y amigos del padre para bailar y beber. Luego, uno de ellos - el más anciano y estimado- le cortaba el pelo y las uñas al niño o a la niña.
Los nombres hacían referencia a pueblos, aves, hierbas o pescados; algunos ponían a los niños nombres de sus padres o abuelos, en tanto que los señores y principales buscaban nombres a su gusto.
Gracilazo tambien nos habla del corte de pelo y dice que se realizaba cuando el niño era destetado, es decir, a los dos años, y el primer mechón se lo cortaba el padrino con un cuchillo de pedernal, pues los indios tenían tijeras.
Los demás parientes, de acuerdo con su edad o rango, se acercaban uno tras otro al niño para cortarle un mechón y le presentaban los obsequios que llevaban consigo: ropa, ganado, armas de diversos tipos, vajilla.
Al final de esta ceremonia venia la fiesta, que duraba dos, tres, cuatro días o más de acuerdo con el numero de parientes que estaban reunidos.
Para el hijo del inca esta ceremonia se llevaba a cabo con mucha solemnidad. El padrino era el sumo sacerdote del Sol. Acudían a esta fiesta curacas de todo el tahuantinsuyo o sus embajadores
La fiesta duraba por lo menos 20 días. El niño recibía importantes presentes de oro y plata y de lo mejor que había en cada provincia. Una ceremonia similar se hacia para los hijos de los curacas.
EL "GUARACHICO": El pasaje de niño a joven - Cuando los varones tenían entre 12 y 15 años, se reunían todos los parientes para realizar el "guarachico" (warachikuy) con muchos ritos, bailes y borracheras. En esta ceremonia el joven recibía las "guaras" o "pañetes" que las madres habían hilado y tejido con ciertas ceremonias y supersticiones. Se les obsequiaba tambien sandalias, sombreros, adornos para la cabeza y armas; se les agujereaban las orejas y recibían el nombre que llevarían hasta el día de su muerte.
A veces era el nombre del padre o el del abuelo, pero los señores y principales buscaban a su gusto nombres honrosos y significativos. Los más comunes eran de pueblos, plantas, aves, pescados y otros animales, como "puma", "cantùr" (kuntur ‘cóndor'), "asio" (asiru ‘culebra') y "guaman" (waman ‘halcón')
Cristóbal de Molina señala que en el Cusco esta fiesta se llevaba a cabo en tres meses distintos en omacraymi (octubre) la hacían los indios se Omo, antiguo nombre del actual pueblo de San Jerónimo, en las afueras de la Ciudad Imperial. En el mes de ayamarca raymi (noviembre) se llevaba a cabo la fiesta de los indios del pueblo de ayamarca. Finalmente, el primer mes del año, "capac raymi" (qhapaq raymi) que correspondía a diciembre, se hacia el "guarachico" de los jóvenes que pertenecían a la nobleza inca, ya fueran de las parcialidades de "Hanan Cusco", ya de "Hurìn Cusco". Por ello, se la consideraba una de las tres fiestas más importantes del calendario inca.
La ceremonia era compleja. Los mozos tenían que ayunar - es decir, no comer ni ají, ni sal, - durante todo el mes y realizar una serie de pruebas para que se conociera quienes eran los mas fuertes y valerosos. Tanto ellos comos los sacerdotes realizaban sacrificios de llamas y ofrendas de maíz, ají, coca y ropa a los cerros y adoratorios principales a fin de resultar vencedores en toda guerra y de tener éxito en todo lo que emprendieran.
Ningún extranjero podía permanecer en la ciudad del Cusco durante las pruebas a las que eran sometidos los jóvenes nobles durante el "guarachico". Recién al final, cuando empezaban las celebraciones, se les permitía ingresar. Entonces comían el "yahuar zanccu" (yawar sankhu), unos bollos de maíz asperjados con la sangre de llamas recién sacrificadas.
PRIMERA MESNTRUACION DE LA MUJER - "Quicun huarmi" (k'ikun warmi) era el tiempo en que le venia a la mujer su primera menstruación. Durante los dos primeros días la jovencita permanecía en su casa ayunando, sin comer cosa alguna, y al tercer día recibía un poco de maíz crudo para no morir de hambre. Al cuarto día su madre la lavaba, trenzaba su cabello y la vestía con ropas antiguas de mujer muy apreciadas, sandalias de lana blanca y le colocaba una gorra en la cabeza.
Ese día llegaban a su casa los parientes y ella salía a servirles la comida y darles de beber. Esta fiesta duraba dos días y se llamaba "quicuchicuy" (k'ikuchikuy). El pariente más importante le daba el nombre que desde ese momento iba a tener, la "reprendía" y le aconsejaba acerca de la manera como había de vivir y sobre la importancia de que obedeciera a sus padres. Luego le entregaba un regalo de acuerdo a sus posibilidades. Los demás parientes y amigos tambien le daban regalos con cierta ceremonia.
EL MATRIMONIO - La ceremonia de matrimonio se realizaba mediante el acto de calzar una sandalia en el pie de la mujer. Si la novia era doncella, el calzado era de lana y si no lo era, de soguilla. Este calzado se parecía a una alpargata o sandalia de fraile franciscano y se le denominaba "usuta" (ushut'a) en quechua
Los matrimonios de los jóvenes del pueblo se realizaban una vez al año. Para ellos, los curacas llamados "hunus" reunian en la plaza del pueblo a los jóvenes y a cada varón le daban su mujer. Tanto ellas como ellos escogían con quien querían casarse. El inca solía desposar a los curacas y capitanes distinguidos; cuando ello sucedía, el mozo iba a servir a la casa de los suegros durante cuatro o cinco días y llevaba como presentes paja y leña.
Según Gracilazo de la Vega, la edad de las novias debía ser de 18 a 20 años y los varones debían tener de 24 o más. No se les permitía casarse antes porque se decía que era menester que contaran con edad y juicio para gobernar la casa y las tierras. Cuando el marido fallecía, la mujer guardaba luto por un año, lapso durante el cual no podía contraer nuevo matrimonio.
Murùa cuenta que en los matrimonios de los indios había grandes comidas. En el vocabulario de González Holguín encontramos la expresión "micuchicuy upiachicuy" (mikhuchikuy upyachikuy), con los significados ‘fiesta de boda' y ‘comer y beber'
Gracilazo señala que las viviendas del nos novios de la nobleza incaica eran construidas por unos indios designados para tal fin, conforme a cierta distribución que se había hecho de estas tareas. No indica a qué etnia correspondía esta labor en la ciudad del Cusco. El servicio de la casa estaba a cargo de los parientes; cada uno debía acudir con una pieza de regalo. El mismo autor señala que en los matrimonios de la gente común la parentela proveía a la pareja del ajuar y que la administración de cada pueblo estaba obligada a construirles la casa, que tenía que ubicarse en la zona donde habitaban sus parientes.
No era lícito que los de un pueblo o provincia se casaran con los de otra zona, de tal manera que no se confundieran los linajes y las "naciones"
LA MUERTE EN LOS ANDES - Los incas creían en la inmortalidad de las almas. Molina dice que las personas buenas iban a descansar con el "Hacedor", quien les tenía dispuestas esplendidas comidas y bebidas, además de las que recibían de los vivos. Así tambien - siempre según Molina - tenían entendido que había un infierno para los malos, donde eran atormentados por los demonios o supay. En este lugar padecían hambre y sed; lo que comían y bebían era carbón, sapos y culebras.
Una costumbre generalizada era enterrar a los difuntos con sus mejores vestidos, adornos y joyas, los instrumentos de los oficios que habían desempeñado, comidas y bebidas. Durante el entierro, los parientes y amigos solían acompañar al muerto hasta su sepultura con cantos lúgubres, bailes y borracheras, que duraban tanto más tiempo cuanto mayor era la categoría del difunto. En estos cantares rememoraban y repetían hazañas importantes de su vida; enumeraban los lugares donde había vivido, sus buenas obras y todo lo que podía ser motivo de compasión y llanto.
Antes de la llegada de los españoles, se acostumbraba abrir las sepulturas y renovar la ropa, bebida y comida de los muertos porque se creía que las almas tenían vida después de esta vida - los buenos pasaban gloria y los malos penas - y sentían frió, hambre y sed.
Fuente: LA COCINA DE LOS INCAS - ROSARIO OLVIAS WESTON
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