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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

EL EROTISMO EN LA MESA 1


EL EROTISMO EN LA MESA

Por: Ángel Rivas – Vida y Estilo.

Ciertos alimentos tienen una composición química que contribuye a la pasión... al menos según la tradición.

Entre los placeres que más satisfacen a muchas personas están cocinar y amar. Además, existe un vínculo estrecho entre ambas: los ingredientes afrodisíacos que, supuestamente, tienen el poder de intensificar el amor y la pasión.

Al ser una mezcla de diferentes sustancias y elementos naturales, los alimentos reaccionan en el organismo, aunque el efecto varía en cada persona.

"Mientras que a ciertos individuos el efecto (de los alimentos) puede resultar como vasodilatador o desinhibidor, para otros puede ser depresivo o tóxico.

"Obviamente, hay que tener en cuenta de que no existe algún alimento que por sí solo sea un detonante sexual, sino que simplemente contribuyen", asegura el ingeniero químico Juan Antonio Rodríguez.

Por la boca entra el amor

A lo largo de la historia y casi desde la concepción del primer ser humano ha existido la concepción de alimentos que guardan virtudes amorosas o sexuales para quienes la consumen.

El primer ejemplo es la manzana, el fruto relacionado con Adán y Eva, y que hasta la actualidad es para el mundo occidental un alimento que guarda propiedades sexuales.

Según el libro Afrodisia, Una Enciclopedia de Sabiduría Erótica, si se corta una manzana de arriba a abajo se tendrá la revelación de la tentación que Eva ofreció a Adán.

También durante ese periodo histórico se creía que los alimentos de los ricos, como las carnes, tenían un mayor poder afrodisíaco que lo que ingerían los pobres.

Cada cultura y civilización ha tenido sus propios ingredientes afrodisíacos, entre ellos: miel, berenjena, almendras o berros, e incluso, para los mexicas, el jitomate y el aguacate

Ciertos alimentos tienen una composición química que contribuye a la pasión... al menos según la tradición.

Entre los placeres que más satisfacen a muchas personas están cocinar y amar. Además, existe un vínculo estrecho entre ambas: los ingredientes afrodisiacos que, supuestamente, tienen el poder de intensificar el amor y la pasión.

Al ser una mezcla de diferentes sustancias y elementos naturales, los alimentos reaccionan en el organismo, aunque el efecto varía en cada persona.

"Mientras que a ciertos individuos el efecto (de los alimentos) puede resultar como vasodilatador o desinhibidor, para otros puede ser depresivo o tóxico.

"Obviamente, hay que tener en cuenta de que no existe algún alimento que por sí solo sea un detonante sexual, sino que simplemente contribuyen", asegura el ingeniero químico Juan Antonio Rodríguez.

Por la boca entra el amor

A lo largo de la historia y casi desde la concepción del primer ser humano ha existido la concepción de alimentos que guardan virtudes amorosas o sexuales para quienes la consumen.

El primer ejemplo es la manzana, el fruto relacionado con Adán y Eva, y que hasta la actualidad es para el mundo occidental un alimento que guarda propiedades sexuales.

Según el libro Afrodisia, Una Enciclopedia de Sabiduría Erótica, si se corta una manzana de arriba a abajo se tendrá la revelación de la tentación que Eva ofreció a Adán.

También durante ese periodo histórico se creía que los alimentos de los ricos, como las carnes, tenían un mayor poder afrodisiaco que lo que ingerían los pobres.

Cada cultura y civilización ha tenido sus propios ingredientes afrodisiacos, entre ellos: miel, berenjena, almendras o berros, e incluso, para los mexicas, el jitomate y el aguacate.

Las almendras eran en la Edad Media un símbolo de placer, mientras que para la cultura de la India y algunas orientales la mezcla de mariscos en estofados o arroz resultaba en un potenciador sexual efectivo.

En el mundo árabe, el texto El Jardín Perfumado, atribuido al Jeque Nefzawi, revela preparaciones afrodisiacas, como la mezcla de almendras con piñones en miel espesa, sugerida en tomas nocturnas durante tres días.

Ese mismo texto alude al guiso conocido actualmente en Turquía como Iman Bayaldi (Imán Desmayado), donde el ingrediente principal es la berenjena cocida en aceite de oliva.

Su curioso nombre es producto de una leyenda: se dice que este platillo se le ofreció por primera vez a un imán (persona encargada de dirigir la oración en el Islam), quien cayó desmayado al probarlo por el placer que le provocó.

Georgina Estrada, vicepresidente de la Asociación Mexicana de Sommeliers, cuenta que, en cuestión de bebidas, la absinta o licor de ajenjo se consideró en Europa como afrodisiaco, aunque también se le relacionaba con la locura. Esta bebida era consumida por artistas europeos del siglo 19, como Vincent Van Gogh o Tolousse Lautrec.

La sommelier también señala entre las bebidas consideradas como afrodisiacas al licor de damiana, proveniente de Baja California, y al licor italiano de hierbas, Strega.

Pero no sólo se trata de ingredientes y sustancias: el libro Afrodisia también señala que las formas que tienen ciertos ingredientes contribuyen a la excitación de quien los come.

Tal es el caso de Madame de Pompadour, amante del rey Luis XV de Francia, quien solía servir en la corte espárragos con mayonesa, mantequilla, salsa holandesa, aceite o vinagre

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