El chocolate, siempre relacionado al amor.
Con el paso del tiempo y la moda chocolatera, llegó la excelencia y el chocolate se fue perfeccionando como uno de los más refinados y exquisitos productos gourmet. Pasando por los más delicados chocolates con leche, a los semiamargos o amargos intensos, fue convirtiéndose a pasos agigantados en un elemento de lujo. Gracias a la nueva chocolatería y sus tendencias en el mundo entero, nada detiene a los chocolatiers a la hora de saborizar o crear los más impensados bombones, trufas o tabletas. Castañas, almendras, nueces y avellanas, mazapán, jengibre, canela, guindillas, azafrán, flores de lavanda, menta, y hasta preparaciones saladas como moles o patés, forman parte de la composición de los más distinguidos y refinados de ellos.
Desde tiempos remotos se considera al chocolate como el compañero ideal para acompañar y alimentar el romance y la pasión. Cuenta la leyenda que Casanova lo utilizaba en sus conquistas amorosas como un afrodisíaco sutil y ni que decir que para el Marqués de Sade, el chocolate abría el apetito sexual. Tal es así que para celebrar el día de los enamorados se fabrican miles y miles de chocolates en forma de corazones.
Debemos saber que el mejor chocolate y el más valorado es el amargo, es el más saludable y de sabor más neto y tiene un 70% de pasta de cacao. Existe uno aún más intenso muy apreciado por los gourmets que llega hasta tener 99 % de pasta de cacao, siendo de sabor demasiado penetrante y astringente por lo que no es para comer solo sino que sirve de base para muchas preparaciones en bombonería. El chocolate con leche, tal como su nombre lo indica, tiene leche agregada y azúcar aunque, para ser de buena calidad debe tener 45 a 50 % de pasta de cacao.
¿Cómo hacer entonces al abrir una caja de bombones y comer solo uno? Casi imposible ya que esta delicia genera bienestar gracias a la liberación de sustancias en el cuerpo despertando adictos y fanáticos. El oler el chocolate es un anticipo a la experiencia sensorial irresistible e inigualable que al fundirse en la boca produce nada más que placer.
Para consumir el chocolate y poder catarlo como corresponde, hay que morder un poco y dejar que se derrita en boca, con la lengua contra el paladar lo más atrás posible así se puede saborear, largando el aire por la boca para poder identificar los aromas al derretirse. Cuanto más atrás se lo ubique en la lengua, mejor: allí están las papilas que saborean lo amargo. Para poder identificar su procedencia y apreciar la complejidad de sus sabores comenzar con los más suaves hasta llegar a los más intensos, comiendo entre cada uno de ellos un poco de pan de molde y enjuagando la boca con agua fresca. El mejor maridaje para comer un buen chocolate o un rico pastel de chocolate es una copa de oporto o un vino dulce. Al ser dos sabores fuertes que compiten evitar comerlo con una taza de café.
Más allá de ser una pasión ahora los amantes del chocolate tienen una excusa para comerlo ya que investigaciones científicas han demostrado que éste estimula la actividad neurovascular, la memoria y el estado de alerta y que gracias a los flavonoides que contiene son antioxidantes que protegen contra las enfermedades cardiovasculares.
¿Qué esperas para saborear una deliciosa tableta?
0 comentarios