EL VINO Y LA POLITICA
El 'sommelier' Rafael Arango recomienda vinos a los políticos.
La relación entre el vino y la política es tan antigua como la civilización. Esta bebida ha estado presente siempre en las grandes decisiones de la historia.
En el siglo V a.C. el historiador griego Tucídides afirmaba: "Los pueblos del Mediterráneo empezaron a salir de la barbarie cuando aprendieron a cultivar la aceituna y la uva".
El vino era un elemento civilizador. Si le sumamos la democracia, fue Grecia la primera en lanzar al mundo esos conceptos forjadores de la cultura occidental. Antes, sumerios, babilonios y hebreos tenían una relación con el vino.
Los egipcios especificaban en sus ánforas el año, el viñedo, el propietario y el viñatero jefe. Grecia popularizó la bebida al conquistar la cuenca del Mediterráneo. Los griegos colonizaron Italia y la llamaron Oenotria, la tierra del vino.
En Roma, hacia el 171 a.C., se fundó la primera panadería-enoteca. La primera mención de una cosecha excepcional fue en el 121 a. C. con la milagrosa añada (cosecha anual) "opimiana" (por estar Opimio como Cónsul) del viñedo Falerno. Este vino era solo para patricios, senadores, cónsules y césares. Se dice que fue el favorito de Julio César y Cleopatra.
Dicen que el vino salvó a Roma del saqueo de los hunos. Reza la leyenda que el papa León I se lanzó a negociar con Atila agasajándolo con viandas y vinos. Esto les costó una gastroenteritis a los hunos acostumbrados al yogurt y sus kumis de leche de yegua fermentada. Y firmaron la paz sin saquear Roma.
En la Edad Media, Carlomagno estableció leyes para la vinificación. Dicen que en un viaje por Borgoña, les entregó la abadía de Saulieu a los benedictinos con la condición de plantar uvas blancas (el vino tinto le manchaba la barba). Hoy ese vino se llama Corton-Charlemagne
En las decisiones políticas de la naciente Rusia, en el 986, Vladimiro I, gran príncipe de Kiev, examinó las grandes religiones para decidir a cuál convertirse con su pueblo. La primera desestimada fue la islámica, por la ley seca que marcan sus preceptos. Y los rusos, amantes del vodka, se convirtieron al cristianismo, por su valoración del vino, aumentando sus relaciones con Bizancio y Occidente.
El papa Clemente V, por presión del rey francés Felipe IV, estableció la corte papal en Aviñón (Francia). Escogió las proximidades de lo que sería Châteauneuf-du-Pape, vino emblema de la relación política entre la Iglesia y el Estado en el medioevo. En América, el vino tomó fuerza en la Independencia. En 1814, el general Bernardo O'Higgins se ocultó con 120 de sus soldados en las bodegas de doña Paula Jaraquemada, para después conseguir la independencia de Chile. Así nació el Santa Rita 120.
En 1678, Inglaterra y Francia entraron en guerra, el ministro Colbert impuso grandes tasas al vino de Burdeos y el rey Carlos II boicoteó los "claretes" galos y le dio vía libre al vino portugués. Así surgió otro gran vino, el oporto. La gran relación entre vino y política se da en Italia. En el siglo XIX, se organizó un movimiento de independencia de los austriacos, Il Risorgimento, sus principales actores son los padres de la viticultura moderna en este país: Benito Ricasoli o Camilo Cavour. Por: JOSÉ RAFAEL ARANGO - ESPECIAL PARA EL TIEMPO - Bogota.
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