Esta fruta netamente tropical que conquistó los paladares tanto europeos como asiáticos y africanos, tuvo su origen en la zona lindera entre Brasil, Argentina y Paraguay extendiéndose luego por la cuenca amazónica llegando hasta Centro América. El ananá fue llevado al viejo continente por los colonizadores españoles en el siglo XVI quienes comenzaron a llamarla piña por su similitud con las piñas, frutos de las coníferas, y su carne similar a la de las manzanas. Esta fruta fue en sus comienzos en Europa reservada para la elite quien la servía como símbolo de prestigio debido al precio de las mismas ya que las importadas desde las islas del Caribe. Una vez, llegadas a Europa se propagó su consumo por toda Asia y África.
Usos culinarios
La piña no solo es utilizada como postre sino que tiene diversos usos culinarios. Con ella se pueden preparar acompañamientos para todo tipo de carnes y pescados ya que su sabor agridulce es una combinación excelente para crear platos diversos. Excelente para acompañar jamones, cerdo y pavo, o para preparar deliciosas ensaladas. Una sencilla pero fresca ensalada es la elaborada con trozos pequeños de esta fruta mezclándolo con rodajas de palmitos, queso blanco cremoso o simplemente crema de leche aderezado con bastante pimienta y apenas algo de sal así como también es exquisita su combinación con ensalada de camarones. A la hora de hacer una barbacoa, se pueden acomodar rodajas y cocinarlas al mismo tiempo que se cocinan las carnes, lejos del fuego fuerte con apenas azúcar y una vez doradas y tiernas servirlas como postre con una bocha de helado de crema americana. Esto mismo se puede hacer en una sartén de teflón con algo de manteca, azúcar y flambearlo con un perfumado Ron, aunque fresca en rodajas o en cubos es refrescante para consumirla a modo de postre en verano.
Es importante destacar que debido a una enzima presente en el ananá llamada bromelina no se puede agregar la fruta cruda al hacer un postre con gelatina ya que jamás coagularía, sino que se le debe dar una cocción previa. Esta misma enzima es la que la convierte en un excelente ablandador de carnes.
Al comprar una piña, la misma debe estar madura y sin magulladuras, que sus hojas tengan un color verde oscuro y que si se le da un fuerte tirón a una de sus hojas éstas se desprendan fácilmente. Otro de los indicadores de madurez es el aroma dulce e intenso especialmente en la base del fruto. Para prepararlo, el primer paso es cortar la parte superior donde se encuentran las hojas y la parte inferior para crear una base para poder trabajar más cómodamente. Luego con un cuchillo filoso, separar la piel de la carne en dirección vertical. Luego cortar en anillos y quitar el centro de cada uno. Para conservarlo intacto se recomienda hacerlo en el refrigerador una vez cortado.
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