EL ELIXIR DE LA JUVENTUD 02
Por: Jaime Ariansen Cespedes - Instituto de los Andes
La Magia Verde
El Chartreuse es un licor de hierbas, de origen francés, que tiene una antigua y romántica historia. Se las cuento tal como la escuché: En la época de los alquimistas, el famoso mago Alastor recibió un día a un barbudo y sucio pastor llamado Jonathan, que decía venir desde muy lejos para verlo. Solicitó su intervención para presentar al Rey “el verdadero elixir de la vida”, “el brebaje que reconforta el cuerpo y el espíritu”, “la bebida que es capaz de poner pies en polvorosa a más de 300 espíritus malignos, de esos diablos que se apoderan del cuerpo de las personas gentiles”.
Es innecesario decir que Alastor se interesó mucho con tan elocuente presentación. El Rey de los Magos observó, analizó y bebió esa fuerte y fragante bebida verde, que venía en esa extraña y retorcida botella verde de la que salía un denso y bailarín humo verde, que tenía la virtud de volver la visión verde, aunque sólo por un instante, de todo el que la bebiera.
El elixir fue presentado en la Corte con gran suceso. En pocos días los requerimientos del rudo Jonathan para compartir los secretos de su receta se habían multiplicado como la fama de esta nueva panacea. Hasta que llegaron al límite. Este extremo se llamaba Romina, que era la hermosa y pelirroja hija del Alguacil, que por supuesto rechazó el requerimiento amoroso de ese singular “joven” que decía tener 180 años de edad. Esa pasión no correspondida fue el principio del fin de Jonathan y su extraño brebaje, ambos fueron a parar a una húmeda mazmorra que tenía un profundo y frío agujero, el hueco infinito del olvido.
Muchos años después azotó la región, como un terrible huracán, una cruel epidemia de cólera. El pánico se apoderó del pueblo por la terrible presencia de la muerte. Todos los intentos para desterrar la epidemia ya se habían hecho sin lograr el más mínimo resultado. Hasta que a la entonces ya venerable anciana Romina se le ocurrió comentar, “el alquimista Jonathan y su extraña bebida, debieron presentarse ahora y no hace 50 años...”
Algún desesperado preguntó en la mazmorra qué había pasado con ese extraño pastor y se sorprendieron de que todavía vivía con la misma apariencia joven del día que llegó. Jonathan fue sacado de la cárcel y conminado a preparar la receta. Todos los soldados y hombres sanos fueron puestos a su disposición para conseguir las 130 hierbas y flores que necesitaba para preparar el elixir. Durante diez días estuvo revolviendo sin parar, día y noche, la gigantesca olla; hasta que la bebida fue alcanzando su singular tono verde esmeralda Cuando supo que ya estaba en su punto, convocó a toda la región que desfiló por la Plaza Mayor para recibir su dosis de vida.
Se acercó con una guirnalda de laureles y olivos una temblorosa anciana, todavía con destellos rojos en el pelo, por supuesto que era Romina, Jonathan apenas pudo reconocerla y tal fue su pena y congoja de amor, que dice la leyenda que a partir de ese momento dejó de tomar el elixir de la vida y se dejó morir.
Tres meses más tarde, sin haber querido hablar con nadie desde el momento de su reencuentro con Romina, una tarde de abril, abandonó este mundo en aroma de Chartreuse. No sabemos cómo, pero la receta llegó en 1735 a manos del Mariscal de Estrees, Jefe Militar de Federico el Grande, quien la cedió en gran ceremonia a los monjes cartujos del Monasterio de la Grande Chartreuse, en Grenoble.
Después, son numerosísimos los testimonios que dan fe de los maravillosos resultados del elixir de Jonathan. A mediados del Siglo XVIII, un estudioso de la época publicó una reseña que comentaba la preparación del Chartreuse, donde se confirma que contiene 130 hierbas y flores distintas, entre los que destacan la raíz de angélica, toronjil, jengibre, pimienta, corteza de naranja, cáscara de limón, canela, clavo de olor, quinina y mandrágora.
Hoy se vende el Chartreuse Verde, con un contenido alcohólico de 50% y el Chartreuse Ambar con un contenido alcohólico de 43%, ambos con su exquisito aroma y sabor milenario. (JAC)
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