EL REY DEL VODKA
El el vodka y el imperio comercial tienen un nombre: Pyotr Smirnov. En un libro recientemente publicado se recorre la época de oro de Rusia a través de la trayectoria de este hombre que comenzó como vendedor de licores y construyó la empresa más exitosa del país. Creó una marca, exportó su producto más allá de las fronteras y ligó su apellido a la historia rusa.
Autora: Linda Himelstein
Editorial Océano
Páginas 344
Mucho antes de que los negocios fueran una ciencia, Pyotr Arsenievich Smirnov (1831-1898) ya era un visionario emprendedor. Nadie en su tiempo consiguió tanto en lo que hoy en día se denomina lealtad a la marca.
No fue fácil. El zar le rechazó su solicitud como proveedor de la Corte Imperial, pero Smirnov en lugar de desanimarse se volvió más ambicioso.
Se convirtió en un empresario competente, creativo y fue uno de los vendedores más ingeniosos de su tiempo.
Smirnoff es una marca de vodka producida por la empresa británica Diageo. La marca Smirnoff comenzó en una destilería fundada en Moscú, de Piotr Arsenievich Smirnov, hijo de analfabetos campesinos rusos. Ahora se distribuye en 130 países.
En 1910, recogió el legado su tercer hijo Vladimir Smirnov, que llevó a la empresa a lo más alto. Entre sus numerosos reconocimientos, en 2003 obtuvo la medalla de oro en la competición mundial de bebidas espirituosas celebrada en San Francisco.
Vodka es una bebida destilada. Es una de los aguardientes más populares del mundo. A excepción de cantidades insignificantes de condimentos, consta únicamente de agua y etanol. Se produce generalmente a través de la fermentación de granos y otras plantas ricas en almidón, como el centeno, trigo, remolacha o papas. Normalmente el contenido de alcohol del vodka se encuentra entre 30% y 50% del volumen; el vodka lituano, ruso y polaco clásico contiene 40 grados de alcohol.
El Perú, es el líder indiscutible en la producción en calidad de papas, por lo tanto debería ser también uno de los referentes en la elaboración de Vodka. El programa Sierra Productiva, debería asumir este reto que vengo reclamando desde hace años. J. Ariansen
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