TESOROS FAMILIARES 4
La historia de los tesoros del galeón Nuestra Señora de las Mercedes...
...y una satisfacción sin límite envolvía a José Manuel y lo transportaba hasta el mismo centro del paraíso, que él no conocía, pero que intuía existiría en alguna parte.
En la segunda cuadra de la calle Comercio, vivía la familia Lemoline, en sus salones se albergaba a la más fina y amena de las tertulias de la blanca ciudad, en esas alegres reuniones se consumían poemas, chocolate, armonías, mazapán, y las últimas noticias del lugar. La anfitriona era Rosa Lemoline, una amiga predilecta de Juanita Tudor.
A ningún bardo le faltaba musa de inspiración, ni a los jóvenes tema para la conversación, cuando la princesa estaba en el salón de la familia Lemoline. Siempre rodeada de admiradores y codiciada con pasión. Juanita, era sin duda, el centro de la atención.
Los versos más tiernos y apasionados de esa época los escribió Alfredo de Musset, en París, y de su obra “Las noches” se escapó un singular personaje, de delicada melancolía, transparente y etéreo, llamado Francisco de Grass. Por inexplicables razones del destino y superando tiempo y espacio llegó a Sucre en una fecha muy especial, la primavera, cuando los perfumes de las madreselvas y los jazmines competían con los rayos de la plateada luz de luna, para determinar quien certificaba con más propiedad, que esa ciudad era realmente el jardín de las hespérides. Todo era tan hermoso en esa sublime lid, que ningún espectador opinaba en voz alta, reinaba una armoniosa expectativa, que en arrobadora complacencia, aprobaba tan delicada ofrenda de la naturaleza.
Algunos decían que Francisco de Grass había venido de Buenos Aires, otros de París. Pero realmente, nadie supo nunca jamás, de donde ni para que viniera a Sucre en 1859, el doctor Grass.
En los siguientes días después de su llegada, los comentarios sobre su persona se multiplicaron a ritmo vertiginoso:
“No es doctor, es un poeta”.
“Es tan pálido que debe estar enfermo”.
“Tiene los ojos azules, ¡ No ¡ son celestes”.
“No camina, flota en el aire”.
“Es demasiado delicado para ser un verdadero hombre”.
“Es un ilustrado caballero”.
“Es un aventurero y jugador”.
Y otras mil suposiciones que circularon por cada uno de los bancos de la plaza, y en cada una de las casas, y en los comentarios callejeros de las comadres y las muchachas, y entre trago y trago de singani, lisuras y maldiciones de los hombres más rudos y curtidos de la región...
(Andina). 25 de Febrero del 2012 - El embajador de Perú en Washington, Harold Forsyth, afirmó hoy que la Convención de Derecho del Mar ampara a la nación peruana en la recuperación de las monedas de oro que se hundieron con un galeón en la época de la colonia y que ahora se encuentran en España.
“De acuerdo a la Convención de Derecho del Mar, si aparece un tesoro en aguas internacionales, pertenece al país de origen, y el país de origen es el Perú”, argumentó.
Sin embargo, mencionó que un tratado entre España y Estados Unidos obstaculiza la recuperación para Perú de ese tesoro rescatado del fondo del mar
Consideró complicado que España entregue el tesoro encontrado frente a Gibraltar entre los restos del galeón español Nuestra Señora de las Mercedes y las Ánimas -hundido por navíos ingleses en 1804-, y que tiene un valor estimado en 500 millones de dólares.
La justicia norteamericana adjudicó a España el tesoro encontrado por buscadores estadounidenses, que consiste en monedas de oro y plata transportadas desde el puerto peruano del Callao.
ES PERUANO
La decisión no tomó en cuenta el hecho que las piezas fueron acuñadas y fundidas en la Casa de Moneda de Lima con metales extraídos de minas ubicadas en territorio actualmente peruano y entonces colonia hispana.
Tales orígenes determinan que, según el derecho internacional, el tesoro pertenezca al Estado vigente y no al anterior, indicó el embajador a Prensa Latina.
“Se trata entonces de un bien netamente peruano y nosotros quisiéramos que, conforme al derecho, Perú tenga una palabra que decir en una propiedad de la cual también forma parte”, manifestó.
“MUY DIFÍCIL”
Consideró, sin embargo, muy difícil la recuperación, por existir un tratado hispano-norteamericano que reconoce a España derechos sobre tales hallazgos.
Forsyth confirmó la decisión gubernamental de apelar a la Corte Suprema de Estados Unidos que revise el fallo que favoreció a España.
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