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ARTICULO PUBLICADO EN EUROPA HOY, 15 DE FEBRERO DEL 2013
Lima no es de esas ciudades que te enamorará a primera vista, pero si te adentras un poco en su entramado podrás vivir en primera persona el espectacular boom cultural, gastronómico y artístico que está experimentando la capital cuyo centro, por cierto, es Patrimonio de la Humanidad desde 1991.
Para empezar con un poco de historia, sitúa tu punto de partida en la Plaza de Armas (o Plaza Mayor), la cuna de esa Lima colonial que Francisco Pizarro hizo levantar en la orilla sur del río Rímac en el siglo XVI. Como centro de poder que fue –y que sigue siendo, ya que aquí se levanta el Edificio del Gobierno– la plaza está colmada dejardines y suntuosas residencias con galerías de madera, como la que adorna la fachada del Palacio Arzobispal. Una curiosidad: la fuente de bronce situada en el centro de la plaza no solo es uno de los elementos más antiguos (1650), sino que todos los 27 de julio (el Día de la Independencia) de sus caños brota la bebida peruana por excelencia... ¡el pisco!
También en la Plaza de Armas se halla la Catedral de Lima, justo en el punto en el que en 1535 se levantara la primera iglesia de la ciudad por orden de Pizarro. El sepulcro del conquistador español se encuentra en la capilla situada en la entrada a la basílica, a mano derecha. La reconocerás por sus ricos mosaicos alusivos a la Conquista.
Durante siglos se creyó que el cuerpo que ocupaba este lugar era efectivamente de Pizarro, pero en los años 80 del siglo XX, durante un proceso de restauración, los conservadores se percataron de que los verdaderos huesos del conquistador se hallaban en realidad en la cripta de la Catedral.
Más restos ilustres no muy lejos de aquí, la vecina iglesia de Santo Domingo atesora las reliquias de tres importantes santos peruanos: San Juan Macías, San Martín de Porres (el primer santo negro de América) y Santa Rosa de Lima.
Una última incursión al mundo de los fallecidos puedes hacerla en el conjunto monumental de la iglesia y convento de San Francisco, famoso por sus espeluznantes catacumbas franciscanas, donde reposan varios miles de esqueletos pertenecientes a miembros de cofradías y hermandades que se enterraron bajo estas bóvedas hasta el siglo XIX.
En el conjunto de San Francisco no solo los osarios atraen a gran cantidad de visitantes, aquí también se viene a contemplar la magnificencia de los mosaicos del claustro, la valiosísima biblioteca –con más de 25.000 volúmenes y manuscritos– o el refectorio, que contiene dos óleos atribuidos al taller de Francisco de Zurbarán. (Plazuela San Francisco. Entrada: 2 euros).
Mercados
La diversidad artesanal en Perú supera todo lo imaginable: bordados, cerámicas, retablos, abalorios, trabajo en cuero, pinturas, lana, máscaras, tapices, réplicas de arte precolombino... Si no tienes tiempo de recorrer toda la geografía peruana en busca de lo mejor de cada casa, en la misma Lima tienes algunos puntos de encuentro artesano, donde encontrarás un poco de cada región: Feria Artesanal (Av. de la Marina. Pueblo Libre), La Casa de la Mujer Artesana Manuela Ramos (Av. Juan Pablo Fernandini, 1550. Pueblo Libre), Mercado Indio (Av. Petit Thouars, 5245. Miraflores).
Un clásico en la capital
Si las visitas sacras te han abierto el apetito en la calle Carabaya, muy cerca de la Catedral se ubica el Bar Cordano, que es todo un clásico en la capital y muy frecuentado por los propios limeños desde que abrió en 1905. Si de la fuente de la plaza no mana pisco, puedes pedirte tu primer vaso aquí y acompañarlo con una buenacojinova (pescado blanco). (Tél. +51 14 27 01 81. Desde 5 euros).
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