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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

LA HISTORIA DE JUANITA TUDOR 11-20

NUEVO LIBRO DE JAIME ARIANSEN CESPEDES - INSTITUTO DE LOS ANDES

11 - Por inexplicables razones del destino y superando tiempo y espacio llegó a Sucre en una fecha muy especial, la primavera, cuando los perfumes de las madreselvas y los jazmines competían con los rayos de la plateada luz de luna, para determinar quien certificaba con más propiedad, que esa ciudad era realmente el jardín de las hespérides.

11 - Por inexplicables razones del destino y superando tiempo y espacio llegó a Sucre en una fecha muy especial, la primavera, cuando los perfumes de las madreselvas y los jazmines competían con los rayos de la plateada luz de luna, para determinar quien certificaba con más propiedad, que esa ciudad era realmente el jardín de las hespérides.

12 - Todo era tan hermoso en esa sublime lid, que ningún espectador opinaba  en voz alta, reinaba una armoniosa expectativa, que en arrobadora complacencia, aprobaba tan delicada ofrenda de la naturaleza.

12 - Todo era tan hermoso en esa sublime lid, que ningún espectador opinaba en voz alta, reinaba una armoniosa expectativa, que en arrobadora complacencia, aprobaba tan delicada ofrenda de la naturaleza.

13 - Algunos decían que Francisco de Grass había venido de Buenos Aires, otros de París. Pero realmente, nadie supo nunca jamás, de donde ni para que viniera a Sucre en 1859, el doctor Grass.

13 - Algunos decían que Francisco de Grass había venido de Buenos Aires, otros de París. Pero realmente, nadie supo nunca jamás, de donde ni para que viniera a Sucre en 1859, el doctor Grass.

14 - En los siguientes días después de su llegada, los comentarios sobre su persona se multiplicaron a ritmo vertiginoso:    -	“No es doctor, es un poeta”.  -	“Es tan pálido que debe estar enfermo”.  -	“Tiene los ojos azules, ¡ No ¡ son celestes”.  -	“No camina, flota en el aire”.  -	“Es demasiado delicado para ser un verdadero hombre”.  -	“Es un ilustrado caballero”.  -	“Es un aventurero y jugador”.

14 - En los siguientes días después de su llegada, los comentarios sobre su persona se multiplicaron a ritmo vertiginoso: - “No es doctor, es un poeta”. - “Es tan pálido que debe estar enfermo”. - “Tiene los ojos azules, ¡ No ¡ son celestes”. - “No camina, flota en el aire”. - “Es demasiado delicado para ser un verdadero hombre”. - “Es un ilustrado caballero”. - “Es un aventurero y jugador”.

15 - Y otras mil suposiciones que circularon por cada uno de los bancos de la plaza, y en cada una de las casas, y en los comentarios callejeros de las comadres y las muchachas, y entre trago y trago de singani, lisuras y maldiciones de los hombres más rudos y curtidos de la región.

15 - Y otras mil suposiciones que circularon por cada uno de los bancos de la plaza, y en cada una de las casas, y en los comentarios callejeros de las comadres y las muchachas, y entre trago y trago de singani, lisuras y maldiciones de los hombres más rudos y curtidos de la región.

16 - Y lo que tenía que pasar, pasó. Llegó la noche de ese viernes, en la que fue invitado el doctor Francisco de Grass a participar en al tertulia en casa de Rosa Lemoline.    En los días previos, nadie comentó la posibilidad de su encuentro con Juanita Tudor, como si fuera un tema prohibido, como si presagiaran o temieran lo que podría suceder. Lo que sí estoy seguro, es que todos lo pensaron con diferente interpretación de alternativas.

16 - Y lo que tenía que pasar, pasó. Llegó la noche de ese viernes, en la que fue invitado el doctor Francisco de Grass a participar en al tertulia en casa de Rosa Lemoline. En los días previos, nadie comentó la posibilidad de su encuentro con Juanita Tudor, como si fuera un tema prohibido, como si presagiaran o temieran lo que podría suceder. Lo que sí estoy seguro, es que todos lo pensaron con diferente interpretación de alternativas.

17 - Esa noche fue muy calurosa y el murmullo de la conversación más alto que de costumbre – Los temas impersonales y triviales – como una nerviosa antesala a un solo hecho importante: El Encuentro.

17 - Esa noche fue muy calurosa y el murmullo de la conversación más alto que de costumbre – Los temas impersonales y triviales – como una nerviosa antesala a un solo hecho importante: El Encuentro.

18 - A las 8 y 10, acompañado por Rosita Lemoline, apareció en el umbral del salón principal Francisco de Grass, vestido con un traje de lino blanco, alto y almidonado cuello y un perfume conquistador de poeta aventurero. Los extraordinarios sucesos de los siguientes minutos, nunca fueron entendidos  ni explicados con la suficiente coherencia.

18 - A las 8 y 10, acompañado por Rosita Lemoline, apareció en el umbral del salón principal Francisco de Grass, vestido con un traje de lino blanco, alto y almidonado cuello y un perfume conquistador de poeta aventurero. Los extraordinarios sucesos de los siguientes minutos, nunca fueron entendidos ni explicados con la suficiente coherencia.

19 - Muchos años más tarde, Rosa Lemoline le contaría, a una de sus nietas, lo que recordaba de esa noche: “Juanita Tudor estaba en el centro del salón, de frente a la portada, cuando entré con el doctor Grass”.

19 - Muchos años más tarde, Rosa Lemoline le contaría, a una de sus nietas, lo que recordaba de esa noche: “Juanita Tudor estaba en el centro del salón, de frente a la portada, cuando entré con el doctor Grass”.

20 - En ese momento una claridad azul se deslizó por la ventana abierta que daba al jardín. La extraña luz, en medio del salón y en una multicolor metamorfosis se fue convirtiendo armoniosamente en diminutos pétalos de jazmín, y el embrujo brillante de las aromáticas flores fue envolviendo a los asistentes, al tiempo que los inmovilizaba.

20 - En ese momento una claridad azul se deslizó por la ventana abierta que daba al jardín. La extraña luz, en medio del salón y en una multicolor metamorfosis se fue convirtiendo armoniosamente en diminutos pétalos de jazmín, y el embrujo brillante de las aromáticas flores fue envolviendo a los asistentes, al tiempo que los inmovilizaba. continuara...

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