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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

ANALIZANDO LOS TIPOS DE DIETAS

No hay fórmulas secretas. Los expertos aseguran que todo régimen que se salga del esquema basado en una alimentación variada y ejercicio permanente acaba por mostrarse ineficaz. Unos son imposibles de cumplir, otros favorecen la aparición de muy distintas enfermedades y, la mayoría de las veces, a la ilusionante pérdida de peso inicial le sigue una ganancia de kilos brutal. Un auténtico mazazo psicológico de graves consecuencias para la salud física y mental. El presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, Javier Aranceta, analiza las dietas más famosas que en la historia han sido y aporta las claves de su fracaso.
 
 
Dietas disociadas
Permiten comer todo tipo de alimentos, pero nunca mezclados entre sí. Algo muy rico en proteínas no puede acompañarse de una potente fuente de hidratos de carbono. Es decir, está prohibido comer un filete a la plancha con patatas fritas. «Complican la existencia, porque no hay un alimento puro», comenta el especialista. Las alubias, por ejemplo, son ricas en proteínas, pero también tienen hidratos de carbono. Las dietas disociadas reducen masa muscular y lípidos, pero no grasa. Dejan de funcionar y acaban cansando.
 
Excluyentes
Suprimen algún grupo alimentario, lo que supone «un error de partida». Tuvieron mucho éxito en su momento las que promovían comer mucho hidrato de carbono y evitar la toma de lípidos y proteínas. Provocaban, sin embargo, muchas carencias alimentarias porque el organismo necesita cierto nivel de grasas para mantener la textura de la piel y garantizar algunas funciones básicas. Generan malnutrición y la posibilidad de intolerancias y diarreas. Puede llegarse a enfermar.
 
Hipocalóricas
Las ha habido muchas y variadas. La de los colores, la dieta cero, la de ’toma la mitad’, la famosa ’dieta Hollywood’... Consisten en reducir la ingesta energética comiendo productos bajos en calorías y tomando sustancias saciantes, como cápsulas de fibra o medicamentos supresores del apetito. Al principio se baja mucho peso, sobre todo agua, algo de músculo y poca grasa. El cuerpo se adapta enseguida al sistema y dejan de funcionar. «En diez días uno se aburre de comer tanta lechuga y pasar hambre y abandona». Consecuencia: ’efecto rebote’.
 
Ricas en proteínas
Se basan en un esquema de abundantes proteínas, menos azúcares y pocas grasas. Menús a base de filetes, carne «y unas pocas verduritas». En este grupo podrían incluirse la dieta de los astronautas, la Scandale e incluso la Dukan. Modifican el normal metabolismo y, como consecuencia, sobrecargan el hígado y los riñones.
 
Cetogénicas
Son dietas ricas en proteínas y grasas y sin hidratos de carbono, como la dieta del doctor Atkins, muy popular en la década de los 70 y primeros 80. Permiten desayunar huevos fritos con tocineta y, aunque parezca mentira, sirven para bajar peso. Como contrapartida generan un enorme riesgo cardiovascular, porque trastocan todos los niveles de lípidos. Se han utilizado como terapia para pacientes con problemas psiquiátricos, pero se desaconsejan contra la obesidad y el sobrepeso.
 
Del grupo sanguíneo
Dieta restrictiva. En función del grupo sanguíneo de cada uno se permite o restringe el consumo de determinados alimentos. Problema: es una dieta mágica con poco fundamento científico que crea obsesiones hacia el consumo o apetencia de determinados alimentos. No ha demostrado efectos sobre la reducción del peso corporal.
 
De Montignac
Basada en el control del índice glucémico, que permite saber lo rápido que se digieren y absorben los alimentos. Lleva el nombre de un francés experto en Ciencias Políticas, que trabajó para la industria farmacéutica. Como ocurre con la dieta Dukan, el libro de Montignac fue récord de ventas en 2004. Se basa en la restricción de los hidratos de carbono de absorción rápida, como el azúcar y las harinas no refinadas. Problema: el consumo de proteínas puede sobrecargarse en exceso.
 
De la zona
Consiste en restringir el aporte de hidratos de carbono a un 30% de la energía total, aumentando la ingesta de proteínas otro 30%. Las grasas también se reducen en un 40% y, para compensar, se toman suplementos de ácidos grasos Omega-3. ¿Qué inconveniente tienen? Son dietas de alto contenido en proteínas y grasas. Requieren la toma permanente de suplementos vitamínicos.
F.APEZTEGUIA, BILBAO, ESPAÑA.

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