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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

HISTORIA DE LA NAVIDAD - 9

La Navidad es una fiesta de gran importancia, muy significativa porque nos recuerda el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén según el Evangelio de San Lucas. (Salmo 2 Versículo 8). Después de la Fiesta de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.

Aunque  se  ha tomado como fecha de celebración el 25 de Diciembre,  (excepto en la Iglesia Ortodoxa) los Evangelios no señalan fechas. No es seguro que Jesús naciera ese día, pero todo hace suponer a los historiadores que nació en los tiempos del Emperador César Augusto, en Judea, cuando Herodes “El Grande” reinaba en la región.

Aunque parece casi imposible establecer la fecha exacta del nacimiento de Jesús, el reto sigue pendiente para historiadores y astrónomos, que han intentado descubrir a qué fenómeno celeste   correspondería la Estrella de Belén. 

En el Siglo VI, el abad romano Dionisio “El Exiguo”,  un experto en lenguas latina y griega, en ciencias eclesiásticas y en cronología, conjeturó que el nacimiento de Cristo corresponde con el día de la Anunciación de la Virgen. De esta manera para él la Era Cristiana comenzaba el año 753 de la fundación de Roma.

Durante los siglos siguientes, al comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de Jesús de una forma clara y diferenciada, algunos teólogos, basándose en los textos de los Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de mayo y algunas otras.

Pero el Papa Fabián (236 - 250) decidió cortar por lo sano tanta especulación y calificó de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento del Nazareno. La Iglesia armenia fijó el nacimiento de Cristo el 6 de enero, mientras otras iglesias orientales, egipcias, griegas y etíopes propusieron fijar el natalicio en el día 8 de enero.

Desde los primeros tiempos, las antiguas sociedades celebraban con ritos y fiestas actos de su vida cotidiana ya que su cultura y economía estaban ligadas a la agricultura, los cambios de estación y las cosechas. Estas fiestas se caracterizaban por el exceso y la lujuria y se consideraban  paganas. Un ejemplo es la  Sacaea, festival  parecido a la navidad que se celebraba hacia el año 2000 a de C.  en lo que hoy es el reino de Irak. Duraba cinco días y se presentaban procesiones, actos teatrales e intercambio de regalos como una manera de decirle adiós al invierno.

La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva navidad era el Saturnal Romano, el 19 de diciembre en honor a Saturno, dios de la agricultura cuya festividad se celebraba durante 7 días de bullicio, algarabía y banquetes. En esta celebración orgiástica todo estaba permitido y los romanos, incluyendo esclavos y criminales, se desbordaban en manifestaciones de irreverente idolatría, intercambiaban regalos, decoraban sus casas con ramas de acebo, hojas de laurel y bebían todo el alcohol que sus cuerpos podían soportar. Por su parte los Persas encendían fogatas en el Solsticio de Invierno, rindiéndole homenaje a Mitra, el dios de la luz, guardián de las fuerzas del mal, que también era reverenciado por soldados y viajeros que difundieron su culto por toda Europa. Los Judíos contaban con la Fiesta de las Luces o consagración del templo Hanukkah establecida por Judas Macabeo en el año 165 a de C y que se llevaba a cabo a mediados de diciembre.

El Natalis Solis Invicti, el Nacimiento del Sol Invicto (un culto muy popular y Al mismo tiempo se celebraba en Europa una fiesta de invierno de características similares, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con cintas multicolores honrando a los dioses Odín y Thor para pedirles que el sol brillara con más fuerza y esplendor.

No fue sino hasta muchos años después de que Jesús naciera, que algunas iglesias cristianas comenzaron a celebrar la Navidad, siendo oficialmente reconocida recién hasta el año 354, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la natividad, dado que en el Concilio de Nicea (año 325) se declara oficialmente que Jesús es una divinidad, ya que el Padre y el Hijo son el mismo. El obispo romano Liberio (352-366), ante un intento de erradicar las demostraciones que se consideraban de culto pagano y de relajamiento moral, instituye la Fiesta de Navidades y así se decidió fijar el natalicio de Cristo durante el Solsticio de Invierno (en el hemisferio norte), fecha en que se festejaba el nacimiento de variadas deidades romanas y germanas. Se tomó por fecha inmutable la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban extendido que los cristianos no habían podido vencer o prescribir hasta entonces).

Las iglesias orientales siguieron y siguen festejando la Navidad el 6 de enero (Epifanía). La iglesia de Jerusalén tardó más en asumir esta fecha y la iglesia Armenia no la llegó a reconocer. Una de las iglesias que más se opuso a la Navidad fue la Reformada de Escocia debido a que ésta y otras fiestas religiosas de la iglesia Romana no estaban establecidas en las Santas Escrituras.

La iglesia de occidente, además de acoger la Fiesta de la Natividad el 25 de diciembre, incorporó también a sus festejos la fecha del 6 de enero como Fiesta de la Epifanía o de la Adoración de los Reyes Magos.

Con la instauración de la Navidad también se recuperó en occidente la celebración de los cumpleaños, aunque las parroquias europeas no comenzaron a registrar las fechas de nacimiento de sus feligreses hasta el siglo XII.

En un principio la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó a celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta hoy, creando progresivamente la iluminación y decoración de los templos, los cantos, lecturas y escenas piadosas que dieron lugar a representaciones al aire libre del Nacimiento en el Portal de Belén, el famoso Pesebre.

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