PROPIEDADES DE LA PAPA
Hervidas, al horno, fritas, en puré… las patatas forman parte de nuestra dieta y por tanto de nuestra vida, pero ¿somos realmente conscientes del poder que esconden estos tubérculos?
Las patatas pueden producir energía si se conectan a un par de láminas de metales, y como descubrieron Rabinowitch y su grupo de investigadores tras cuatro años de experimentos, una simple patata podría suministrar suficiente energía a los LEDs necesarios para iluminar una habitación durante 40 días por lo que podrían usarse, por ejemplo, para iluminar poblaciones remotas que no tienen acceso a la electricidad.
Pero ¿cómo es posible que las patatas produzcan energía?
Primeramente, para hacer una batería usando un elemento orgánico, tan solo se necesitan dos metales: un ánade, que es el electrodo negativo y que por ejemplo puede ser el zinc, y un cátodo, el electrodo positivo que por ejemplo puede ser el cobre. El ácido que hay dentro de la patata, crea una reacción química con el zinc y el cátodo y cuando los electrones fluyen de un material al otro, se libera energía.
Esta reacción química fue descubierta por Luigi Galvani en 1780, cuando conectó dos metales a las patas de una rana, causando que sus músculos se contrajeran. Además, las patatas se suelen usar en las clases de ciencias de los institutos para enseñar a los estudiantes estos principios químicos. No obstante, sorprendentemente, nadie antes había estudiado científicamente las patatas como una fuente de energía, así que en 2010 Rabinowithc decidió investigar el tema junto con otros científicos.
“Estudiamos 20 tipos diferentes de patatas” explica Golberg, “e investigamos la resistencia interna, cosa que nos permite entender cuánta energía se puede extraer de ellas”.
Un simple experimento les demostró que tan solo hirviendo las patatas 8 minutos, se reducía la resistencia, cosa que permitía un movimiento de los electrones más libre, por lo que las patatas producían mayor energía. También se puede aumentar la energía proporcionada por las patatas si se cortan en cinco trozos y cada uno se cubre con una placa de cobre y de zinc, como si se tratara de un sándwich. “De esta forma se puede aumentar la energía 10 veces, cosa que convierte a las patatas y a la energía que se extrae de ellas en algo económico y digno de consideración ya que el coste de la energía disminuye”.
“Es un voltaje bajo de energía” dice Rabinowitch, “ pero lo suficientemente potente como para construir una batería que pueda cargar móviles u ordenadores, para suministrar energía a las luces LED y usarse así en zonas donde no haya otra fuente de energía”, y es que en el mundo hay 1,2 billones de personas que no tienen acceso a la electricidad. Una simple patata podría ser la solución, o eso es lo que los investigadores creyeron.
“Pensamos que las organizaciones estarían interesadas en nuestro descubrimiento” asegura Rabinowitch, “que los políticos en India proporcionarían patatas a la población. Cuestan menos de un dólar”.
Sin embargo, cuatro años después de su experimento, los gobiernos, las compañías y las organizaciones no han acogido la idea de las patatas como baterías, ¿por qué? “La respuesta fácil es que desconocen la idea” sugiere Rabinowitch, pero podría ser algo más complejo que tan solo la ignorancia.
Por un lado, está la cuestión de usar la comida como fuente de energía ya que esto podría hacer disminuir los stocks y hacer la competencia a los granjeros. Por otro lado hay algunos lugares del mundo en los que las patatas no son un alimento común y por tanto su precio es realmente elevado. Esto es lo que sucede en Sri Lanka donde un grupo de científicos de la Universidad de Kelaniya han decidido investigar las fuentes de energía orgánicas pero con la piel del plátano y han obtenido resultados positivos. “Las patatas producen más energía, pero las pieles de plátano se desechan por lo que no habría ningún conflicto para usarlas”.
Por ahora, es innegable que las patatas podrían funcionar perfectamente como baterías pero está claro que aún deben recorrer un largo camino hasta convertirse en algo cotidiano.
Alexandra Cuesta Ortal
Redacción