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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

46 FORO DE OPINION SOBRE LA GASTRONOMIA PERUANA - CRITICAS EN NUEVA YORK

Criticas en Nueva York

CATHERINE CONTRERAS

Después de la tempestad, La Mar aún no está del todo serena. El artículo que publicó el crítico gastronómico Pete Wells en “The New York Times” – en el que con cierto sarcasmo criticó el servicio y la limpieza del restaurante de Gastón Acurio, pero también elogió ciertos platos (cebiche, tiradito, anticuchos y lomo saltado, además del pisco sour) y menospreció otros (la causa y el arroz con pato, además de unos pescados) –, disparó en un 20% las ventas y afluencia de comensales a la cebichería de Madison Avenue, en Manhattan.

Sería esta una respuesta natural del mercado. De hecho, Acurio explica que “ser elegido para una de las 52 ‘review’ del año en The Times, entre 40 mil [restaurantes], es muy codiciado, aun con la crítica”. Así que Victoriano López –chef de La Mar NY–, su equipo y todo peruano involucrado en el campo de la gastronomía (dentro y fuera de cocina, incluidos comensales), tenemos una misión: tolerar las críticas y revisar lo andado.

LA MAR SIETEMECINA
En septiembre del 2011 abrió La Mar en Manhattan. En octubre, el chef francés Michel Bras pasó por allí. Y aún con la miel en los labios por su visita a la feria Mistura, opinó: “Nos ha parecido estar por un instante en el Perú. Pienso que el sentido, el gusto, lejos de los caminos agotados que le dan a esta mesa, no puedo sino asegurarles éxito en esta metrópolis, donde todo no es más que ruido…”. Un halago para recordar, aunque no para dormirse sobre laureles.

María Rosa Arrarte también estuvo ahí. La directora de la guía Summum (del ránking de los restaurantes top del Perú) tuvo una “experiencia estupenda (…) Victoriano había logrado replicar los sabores peruanos con gran autenticidad”, pero es sincera al aceptar ciertas críticas de Wells. “Reconozco que la cocción de los pescados estaban en el punto más de gusto latinoamericano (…) Sí hay ajustes que hacer en el servicio, y prestar atención a los aspectos vinculados con la higiene”, señala.

La opinión de Nicolás Kecskemethy, gourmand peruano, coincide con la anterior: “los platos que probé del carismático Victoriano eran todos impecables”, para luego preguntarse si Wells solo tuvo mala suerte. “Por un lado, creo que sí: le sirven un plato de pescado reseco y un pisco en un vaso pegajoso, algo que no debe pasar ni en Nueva York, en Lima ni cualquier otro lugar. Pero si no le gusta la causa ni el arroz con pato, eso no dice nada sobre la calidad de la comida, sino a lo más de sus gustos personales”.

Kecskemethy piensa que “no hacer el pisco sour al momento es muy criticable, si queremos promocionar nuestra bebida nacional”, y concluye diciendo que “en La Mar no falta un buen cocinero, lo tienen de sobra con Victoriano, sino un buen gerente que en vez de pasearse como un pavo real por el local se remangue la camisa y se ocupe de todos esos detalles que hacen de una simple comida una experiencia inolvidable. Nueva York es implacable, y eso tiene que saberlo Gastón”.

SIN TEMOR A RECTIFICAR
Publicado el artículo de Wells, casi de inmediato Astrid Gutsche voló a Manhattan para ceñir el servicio al manual de procedimientos. Diego Muñoz, chef del Taller Acurio, está en camino: revisará puntos de cocción, que fueron calificados de “resecos” en la crítica. Es cierto que el equipo peruano ha probado un limón más ácido que ningún otro, pero debe ahora ponerle su toque de ají y dar vuelta al mal sabor.

Ricardo Zárate, chef peruano que conoce bien al comensal estadounidense de la costa oeste, sugiere no alarmarse. “[En esta crítica] No he visto que la comida peruana tenga problemas. Una cosa hay que tener bien claro: la comida peruana es rica (...) En el Perú hay un orgullo por la comida peruana increíble, pero no podemos pensar que tenemos lo mejor del mundo, sino algo muy competitivo. La comida peruana tradicional está en niveles bien primitivos comparando con el resto del mundo. Es como una roca que hay que pulir para volverla un diamante. Y eso es un esfuerzo de muchos, el primero fue Gastón Acurio y muchos chefs”.

Con la experiencia que reporta, el cocinero vasco Andoni Luis Aduriz (Mugaritz) aconseja: “Todos los restaurantes del mundo, hasta o sobre todo los más conocidos, las han sufrido [las críticas] y sufren todos los años (...) Obviamente, generan tensión y, a veces, desorientan y desaniman. No obstante, conozco el coraje de la gente de Perú, a la que nadie ha regalado nada, y estoy seguro de que al equipo de La Mar les hará crecer y superarse”.

ASUMIENDO RESPONSABILIDADES
“Estamos transmitiéndoles a todo el personal que (...) críticas como estas deben recibirlas para mejorar”, dice Acurio, quien es consciente de la importancia del medio y la persona que escribe el artículo, pero no oculta su preocupación por su equipo y quienes “toman esta crítica como un ataque a la cocina peruana”.

“A los comensales les transmitimos que los elogios al cebiche tiradito, anticucho y pisco sour de la crítica no sean tomados como elogios a La Mar, sino a la cocina peruana”, aclara Acurio.

Y a la inversa, el chef dice que la responsabilidad por los puntos de cocción, la incomprensión de platos o las fallas en el servicio “son críticas a La Mar, que se están estudiando, corrigiendo y enfrentando con la responsabilidad que nos corresponde (...) Esta ciudad es la más difícil. Alain Ducasse, Joël Robuchon y Gordon Ramsay no pudieron con ella. Nosotros dejaremos todo en la cancha para que la cocina peruana avance en el corazón del neoyorquino”, concluye.

 

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