HISTORIA DE LA NAVIDAD - 23 - DIETAS POST NAVIDAD
El objetivo nutricional de estos días es aligerar, depurar, eliminar líquidos y toxinas y reducir la hinchazón.
Por MAITE ZUDAIRE
- Imagen: camilla felicori -Los excesos alimentarios provocan sensación de malestar (estreñimiento, diarrea, empacho, cefaleas), e incluso, pueden causar situaciones delicadas, como enfermedades, o empeorar una patología de base (diabetes, trastornos cardiovasculares, gota o artritis, entre otras). Del mismo modo, una selección idónea de alimentos puede ayudar a sentirse bien, a compensar los excesos y a recuperar la normalidad de las buenas costumbres alimenticias. Se debe apostar por la selección de varios alimentos que, en conjunto y en un patrón alimentario sano y equilibrado, aligeran el cuerpo, depuran y eliminan líquidos retenidos, reducen la hinchazón y, en consecuencia, se consigue sentirse mejor.
Una infusión de té verde, antioxidante, depurativo y un poco estimulante. Las sustancias que contiene el té verde son de gran interés nutricional y funcional, sobre todo flavonoides con acción antioxidante (catequinas, rubigenina, flavina y taninos). Solo una taza de té aporta alrededor de 200 mg de flavonoides, la mayoría de los cuales se libera durante el primer minuto de infusión. No obstante, esta bebida interacciona con diversos medicamentos como los antibióticos. La clave está en añadir el agua hirviendo a la taza con el té verde (mejor a granel) y dejarlo reposar dos minutos, ni más ni menos, para aprovechar al máximo sus compuestos biodisponibles y el punto idóneo de teína. Se pueden tomar una o dos tazas al día, en lugar de cafés y demás bebidas excitantes, si no hay contraindicación médica.
Muesli o copos de avena, cocidos con una pizca de sal. La avena contiene betaglucanos, un tipo de fibra soluble, y avenasterol, un fitosterol. Ambos componentes en conjunto tienen capacidad de disminuir la absorción de colesterol en el intestino. Después de días de excesos, será probable que se hayan alterado los niveles de lípidos y los azúcares, por lo que conviene recuperar rápido la normalidad y la buena salud. La clave está en tomar en el desayuno, añadir como espesante a purés y cremas de verduras, a sopas con verduras en juliana.
Manzanas asadas o en compota. Aportan fibra, son fáciles de digerir y de masticar, útiles tanto para el estreñimiento como para la diarrea. Además, son una de las frutas de la temporada invernal de mayores posibilidades culinarias: en compota con zanahoria, asadas con un toque aromático original, en zumo natural, en salsa o puré para acompañar carnes como entrante frío. La clave está en mezclar con ciruelas o uvas pasas y tomar un tazón para desayunar o como postre de la cena.
Pescados azules. Sardinas, anchoas, chicharros... Por su riqueza en ácidos grasos omega 3, estos alimentos compensan el consumo desmedido de grasas saturadas. La prioridad es que los pescados y los mariscos cobren protagonismo en los menús semanales, con el objetivo doble de aumentar el consumo de un alimento cardioprotector y reducir la ingesta de carne. La clave está en elaborarlos al horno o a la parrilla, en papillote, frito, a la plancha, al vapor... Las posibilidades se multiplican ante la gran variedad de especies de pescados.
Arroz integral. Es un alimento muy completo desde la óptica nutricional, que equilibra los excesos, rebaja la hinchazón abdominal y corrige el estreñimiento. El arroz integral tarda más en cocerse; se añaden entre 2 y 2,5 partes de agua o caldo por cada parte de arroz y se deja cocer a fuego mínimo en la olla durante 45 minutos. Se puede emplear como plato principal, guarnición, postre mezclado con leche y canela o como un cereal alternativo a los dulces en los desayunos. Una receta deliciosa es la de arroz integral con salteado de plátano, manzana y uvas, que se puede preparar salada o dulce, según la elección de ingredientes y aderezos.
Germinados. De soja, alfalfa, col, remolacha o brócoli. Las semillas o los granos germinados estimulan los procesos digestivos: mejoran las digestiones, son un complemento útil para corregir el estreñimiento, reducir la hinchazón y los molestos gases. La clave está en añadir brotes o germinados a ensaladas, cremas, purés, sopas, en tortilla, vistosas y nutritivas guarniciones.
Garbanzos y otras legumbres. Representan para la dieta un compendio de nutrientes que, en conjunto, ayudan a regular la glucemia, reducir los niveles de colesterol o mejorar el estreñimiento. La clave está en incluir variedad de legumbres en los menús entre dos y cuatro veces por semana: garbanzos en ensalada, en sopas, cremas, en paté (humus), guarnición de carnes o pescados. Se pueden mezclar con arroz como plato único, en sustitución de la ración de carne.
Jengibre, fresco o en polvo. Esta planta se usa en fitoterapia como remedio efectivo para curar malas digestiones acompañadas de náuseas y vómitos, para eliminar los gases y mitigar los mareos. Tras la revisión de la literatura científica, se llega a la conclusión de que el jengibre es un remedio antiemético prometedor (más en mujeres embarazadas con náuseas y vómitos acusados), si bien los datos clínicos son insuficientes para sacar conclusiones firmes. Se puede probar a tomar comprimidos de jengibre o una infusión de jengibre después de comidas copiosas, o si se siente malestar digestivo, y comprobar sus efectos. La clave está en servirlo al natural (en raíz) o en polvo. Se añade como condimento a caldos, sopas o cremas, ya que algunas personas pueden tolerar mal el punto picante de esta raíz. Para tomarlo en infusión, se trocea una parte de rizoma y se pulveriza o se añade una o media cucharada rasa de jengibre en polvo por taza de agua. Luego se deja hervir de 3 a 5 minutos.
Verduras verdes (col o berza, brécol, puerros, apio, borraja, cardo, guisantes). Son verduras que, por sus propiedades nutricionales y funcionales, reconfortan al organismo, ya que ayudan en las labores de "aflojar" y descongestionar el aparato digestivo, estómago, intestinos, vesícula biliar e hígado. Hígado y páncreas son los órganos más afectados por la glotonería de los días festivos (alcohol, azúcares, proteínas) y a los que más hay que cuidar por medio de una adecuada elección de los alimentos y de las formas de cocinado. La clave está en incluir cada día algo verde en los menús de comidas y cenas, con preferencia por las verduras escaldadas o hervidas en corto tiempo, más fáciles de digerir.
Sopa de verduras. El hervido de verduras verdes junto con hortalizas de temporada (zanahoria, calabaza) y un puñado de garbanzos y de arroz (o sopa, cuscús, sémola de maíz o tapioca) supone un plato de sopa que, tomado en los días fríos, resulta reconstituyente, además de digestivo, diurético y saciante. Las sopas, las cremas de verduras o los purés pueden reemplazar a las ensaladas en las cenas, al menos durante los días más fríos.