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CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ANDES

04 MEXICO

EL MOLE

Instituto de los Andes
Historia de la Gastronomía - Panel: Mexico
El mole es uno de los platillos más representativos de nuestra mexicanidad, especial para las grandes celebraciones.
 
El origen del mole se pierde en la leyenda o se ubica en las grandes cocinas de los conventos poblanos de la Colonia. En dichos conventos se fortaleció y perfeccionó el arte culinario mexicano, pues se agasajaba frecuentemente a las grandes personalidades civiles y religiosas del Virreinato. Allí se disfrutaron por primera vez muchos de los platillos que a la postre dieron fama mundial a la Cocina Mexicana.
 
Cuenta la leyenda, que en una ocasión Juan de Palafox, virrey de la Nueva España y arzobispo de Puebla, visitó su diócesis, un convento poblano le ofreció un banquete, para el cual los cocineros de la comunidad religiosa se esmeraron especialmente.
 
El cocinero principal era fray Pascual, que ese día corría por toda la cocina dando ordenes ante la inminencia de la importante visita. Se dice que fray Pascual estaba particularmente nervioso y que comenzó a reprender a sus ayudantes, en vista del desorden que imperaba en la cocina. El mismo fray Pascual comenzó a amontonar en una charola todos los ingredientes para guardarlos en la despensa y era tal su prisa que fue a tropezar exactamente frente a la cazuela donde unos suculentos guajolotes estaban ya casi en su punto.
 
Allí fueron a parar los chiles, trozos de chocolate y las más variadas especias echando a perder la comida que debía ofrecerse al Virrey.
 
Fue tanta la angustia de fray Pascual que éste comenzó a orar con toda su fe, justamente cuando le avisaban que los comensales estaban sentados a la mesa.
 
Un rato más tarde, él mismo no pudo creer cuando todo el mundo elogió el accidentado platillo. Esta leyenda tuvo tanta acogida popular que incluso hoy, en los pequeños pueblos, las amas de casa apuradas invocan la ayuda del fraile con el siguiente verso: "San Pascual Bailón, atiza mi fogón".
 
No obstante, lo seguro es que el mole no es producto de una casualidad, sino el resultado de un lento proceso culinario iniciado desde la época prehispánica y perfeccionado, sí, en la Colonia, cuando la Cocina Mexicana se enriqueció con elementos asiáticos y europeos.
 
Cada región imprimió en el mole su sello propio y así fueron surgiendo el mole poblano, el mole negro de Oaxaca, el mole amarillito del sureste, el mole coloradito del Valle de México, el ranchero de la Altiplanicie y otros muchos que nos asombran tanto por su complejidad como por su sencillez. Fuente: Historia de la Gastronomía Mexicana

ENSALADA CESAR

 
La ensalada Cesar es un plato de la gastronomia mexicana. Existen varias versiones sobre su origen, pero el creador de este plato es el chef Cesar Cardini, de origen italiano.
 
Cardini vivía en San Diego, California, pero debido a la Ley Seca vigente en aquel entonces en los Estados Unidos, trabajaba en la vecina ciudad de Tijuana. Su restaurante estaba ubicado en la famosa Avenida Revolución.
Cuenta la leyenda que, tras los festejos del 4 de julio de 1924, Día de la Independencia estadounidense, unas estrellas de Hollywood llegaron muy tarde a cenar. Se les explicó que ya estaba cerrada la cocina, pero ellos pidieron que les prepararan una simple ensalada.
 
Los ingredientes eran escasos porque había estado muy concurrido el restaurante y fue pura casualidad la creación del famoso plato, preparado en una mesita auxiliar.
 
César Cardini restregó con un diente de ajo una ensaladera de madera y echó hojas frías de lechuga romana. Agregó sal, queso parmesano rallado, pimienta fresca molida, mostaza en grano, un huevo hervido durante 1 minuto, croutones de pan blanco previamente dorados en aceite de oliva con un poco de ajo, aceite de oliva extra virgen, jugo de limones recién exprimidos y un chorrito de salsa Worcestershire.
 
Antes de servirla, le espolvoreó más queso parmesano. La idea era que pudieran tomar los trozos de lechuga con la mano, de una manera muy informal.
 
Dos años después, su hermano Alex Cardini, ex-piloto de la Fuerza Aérea Italiana durante la I Guerra Mundial, llegó a trabajar al restaurante de Tijuana. Alex le agregó al plato una lata de filetes de anchoa, aplastados para formar una pasta con la que untaba los croutones antes de agregarlos a la ensaladera. Nombró a su versión del plato “Ensalada Aviadores”, en honor de los pilotos de la Base Aérea Rockwell en San Diego, pero la gente le seguía llamando “Ensalada César
 
Su hermano César se negaba firmemente a la inclusión de las anchoas en la mezcla, ya que la salsa Worcestershire proporcionaba el sutil sabor "marino". También decretó que sólo podían utilizarse aceite de oliva italiano y queso parmesano importado de Italia.
 
En los años 30, la Ensalada César fue elegida por la Sociedad Internacional de Gastrónomos en Paris como “la más admirable receta originada en América durante los últimos 50 años”.
 
Con el paso del tiempo, se puso de moda entre los habitantes de California manejar hasta Tijuana para comer una Ensalada César, incluyendo a celebridades de Hollywood como Clark Gable, Jean Harlow y W.C. Fields.
Una cliente habitual era Wallis Simpson, amante y después esposa del Príncipe Eduardo VIII de Gales, quien abdicó como Rey de Inglaterra por ella. Se dice que adoraba la Ensalada César, exigiendo siempre que César Cardini se la preparara personalmente.
 
Durante sus frecuentes viajes, la Sra. Simpson instruyó a muchos chefs de los mejores restaurantes europeos sobre cómo preparar la Ensalada César para complacer su antojo. Pronto se popularizó el original plato en Europa.
 

Enviado por: Daniela Arias

LOS MÁS PICANTES

Los más picantes

Para dar un mejor grito puede optar por degustar, para este 15 de septiembre, el chile habanero, el cual es el que más lagrimas de placer provoca, por su alto contenido en capsicina,

 
 
Marichuy Garduño - El Universal 

El chile es el ingrediente que le da a la cocina mexicana un carácter único desde hace 8 mil años. Además de realzar el sabor de las preparaciones, dependiendo de la variedad, hace sentir cierta quemazón en la lengua, aumenta el calor del cuerpo y la sudoración del cuello, incluso provoca lagrimas debido a su alto contenido en capsicina, una sustancia sin color, olor ni sabor que estimula los puntos receptores de dolor en la epidermis.

El chile habanero es el mexicano más picoso. Con la mitad de picor le siguen el chiltepín y el piquín. La intensidad es cada vez menor con el manzano, el de árbol, el serrano, el chipotle, el morita, el jalapeño, el ancho, el pasilla y el poblano, hasta llegar al pimiento morrón, nada picante.

"Hace unas décadas se llevaba a cabo una prueba llamada Scolville, popr el farmacologo que la inventó en 1912.

"La capsicina de los chiles se diluía en agua con azúcar y su grupo de catadores profesionales probadas las soluciones, una y otra vez, hast auqe la lengua ya no sentía lo picante", explica Ana Benítez Muro, historiadora gastronómica.

Pero como los catadores escaseaban, por obvías razones, se creo el método Cromatográfia líquida de alta presión (HPLC, por sus siglas en inglés), el cual analiza la distribución de los componentes del chile y registra los resultados en unidades Scolville. Por ejemplo, un xalapeño tiene 6 mil unidades, lo que significa que su extracto puede ser diluido 6 mil veces antes de que deje de picar.

Entre el gusto y el dolor

Janet Long Solís escribe en Capsicurm y cultura: la historia del chile, que este fruto es originario de Mesoamérica (7000- 5000a. C.), y que las aves distribuyeron las semillas por toda América, así que fue uno de los primeros cultivos domesticados de la región y, por lo tanto, de México.

durante la época prehispánica era uno de los tributos principales, además de castigo ejemplar: los niños mal portados eran obligasos por sus padres a respirar el humo de una fogata de chiles secos, una ´práctica que aún experimentan algunos popolocas del sur de Puebla.

Asimismo, Long Solís explica que los españoles tardaron 15 años en acostumbrar a su paladar al picante . El ingrediente fue presentado a los Reyes Catolicos en Barcelona en mayo de 1493 se cultivara en Inglaterra. Se considera uqe fueron los portugueses quienes los llevaron tanto a Africa como a Asía.

De acuerdo con el historiador Francisco Clavijero, en la dieta del mexiano se usa el chile tano como la sal en Europa; por ello, para la marquesa Calderón de la Barca sólo el hambre o una garganta forrada de hojalata lo hacen pasadero.

Sin embargo, el amplio uso del fruto se debe también a sus propiedades curativas. Long Solís señala que se ha empleado como remedio para tos, infección de oídos, diarrea, estreñimiento, hemorroides, cólicos y otros malestares. destaca por su alto contenido de potasio y de vitaminas A y C.

Y como es tan versátil en cocina, ya que puede usarse fresco, seco o en polvo, multiplica las posibilidades culinarias de cualquier platillo . Patricia Van Rhijn, en La cocina del chile, asegura que tan sólo 40 salsas se preparan con las variedades más comunes en el mercado; nueve de ellas, por ejemplo, son serrano. Así, la función principal de los chiles ha sido modificar los sabores de la dieta básica del mexicano y, cada vez más, del mundo.

www.historiadelagastronomia.com

GASTROGRAFÍA - MEXICO

MARIDAJE EN MEXICO

MÉXICO, (AFP) - Con el legendario mole negro o una sencilla quesadilla hecha con maíz azul de menos de un dólar, el multipremiado pero poco conocido vino mexicano puede maridarse con infinidad de platillos de México, algo poco digerible para sus habitantes más proclives a la cerveza y al tequila.

Partiendo de que "no siempre la mejor comida está en el restaurante más caro", el escritor y experto en vinos Alejandro Zárate, propone degustar por ejemplo una tlayuda con tasajo, es decir una tostada de maíz de unos 30 cm de diámetro que lleva grasa, frijoles, chorizo, carne salada y salsa, con un vino tinto Santo Tomás Único.

La tlayuda originaria de Oaxaca (sur), estado reconocido internacionalmente por la exquisitez de su gastronomía, tiene un precio máximo de dos dólares y se elabora en el momento en puestos ambulantes del centro de Oaxaca.

Santo Tomás Único Cabernet-Merlot Gran Reserva 2004 cuesta unos 55 dólares y es uno de los nueve vinos mexicanos premiados en el Concurso Mundial de Vinos de Bruselas 2008, realizado este año en Francia.

"Luego de entrevistar a muchos chefs y cocineros descubrí una constante: en sus días libres, la gran mayoría se escapa a hurtadillas por la fritanga" o sea a comer garnachas, que son productos hechos a base de masa de maíz, azul o amarilla, y grasa y elaborados en el momento en puestos "improvisados con techos de plástico" que se encuentran en todo el territorio mexicano.

Entonces por qué no degustar esas baratísimas delicias con un buen vino mexicano, cuestiona Zárate, autor del libro "Crónicas de Vino y Pipirín con comida mexicana".

Chileros por definición, para la mayoría de los mexicanos es inconcebible aún maridar las garnachas con vino, sobre todo porque la mayoría disfruta de poner abundante salsa picante en las quesadillas o sopes (variedades de tortillas con diferentes guisados).

Con "la lengua enchilada como que no va el vino", considera Luis Octavio Martínez, un politólogo de 30 años, habituado al consumo de esta bebida.

Para Zárate, la solución es sencilla: matizar para disfrutar. La función de la salsa debe ser potenciar los sabores y no enchilar (utilizar demasiado picante).

El autor decidió ir a uno de estos puestos de garnachas, con copas y vino en mano.

Llevó "un vino joven, ligero, con aromas frutales y taninos presentes (no potentes). La prueba de fuego fue con una quesadilla azul con queso y cuitlacoche (hongo que nace en la mazorca del maíz) y el resultado", dice, "fue espectacular".

Maridar las garnachas con el vino, sobre todo el mexicano, concluye el autor, "es una opción viable para esas gargantas mexicanas tan proclives y leales a la cerveza y el tequila".

Los primeros vinos mexicanos se crearon hace unos 400 años, en Coahuila, (norte) pero su producción en esa época fue prohibida por la corona española que no quiso permitir que los vinos del Nuevo Mundo le robaran a los suyos los aplausos.

Después de librar esa batalla, actualmente el mayor problema para la producción del vino en México es tributario; "el 45% del costo de un vino se va en impuestos", lamenta el autor.

LA COCINA MEXICANA EN USA

Nueva York, (Notimex).- Con una cena de lujo, recetas prehispánicas y platillos de nueva cocina se celebró en Manhattan la riqueza y diversidad de la gastronomía mexicana, además de premiarse a los restaurantes dedicados a difundir estos sabores e ingredientes en Estados Unidos.

El acto, celebrado la noche del lunes en el Times Center de Manhattan, fue organizado por la Fundación Sabores Auténticos de México y por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

Durante este acontecimiento, el cual cerró con una cena para 200 invitados, quienes degustaron platillos tradicionales y otros más modernos, lo mismo que vinos y tequilas, se hizo entrega de 20 diplomas a otros tantos restaurantes de Nueva York y la costa este, en reconocimiento a su labor para expandir la cocina mexicana.

Igualmente se presentó la segunda edición de la Guía de Restaurantes Mexicanos de Calidad, que agrupa a los establecimientos mexicanos más sobresalientes del país y que destacan por su "mexicanidad".

"Esto es un reconocimiento a todos los chefs y cocineros que están dando a conocer nuestra gastronomía en Estados Unidos y a los restaurantes que ofrecen comida cien por ciento mexicana", dijo Blanca Villarello, directora de Promoción Comercial y Fomento de Exportaciones de ASERCA.

Asimismo destacó que otro objetivo, además de promocionar estos locales, es fomentar la compra de productos originarios de México, con especial énfasis en aquellos que no están tan presentes en este mercado, como los que vienen del centro y el sur, citando por ejemplo a los chapulines.

"Queremos que los pequeños y medianos productores se beneficien también de este intercambio, cada día más importante", dijo.

"La cocina mexicana está haciendo historia, alcanzando niveles que antes no tenía, a la altura de la comida francesa o italiana. La gente ya sabe que no sólo hacemos tacos, si no también alta cocina", señaló Villarello.

De acuerdo a datos oficiales, en Estados Unidos hay registrados unos 90 mil restaurantes de comida mexicana, de los que 16 mil son regentados por gente de origen mexicano.

Otros cálculos destacan que son 300 mil en total, sumando las fonditas y pequeñas taquerías y comercios ambulantes.

Por su parte, el Cónsul de México en Nueva York, Rubén Beltrán, afirmó que la gastronomía "es un vehículo más que sirve para mostrar a los estadounidenses la riqueza y tradición de México, además de ser también una herramienta diplomática".

LA HISTORIA DEL GUAJOLOTE

Por: Martha Delfín Guillaumin - México – Grupo Gastronautas - www.historiacocina.com

Gastrografía - Instituto de los Andes

Si hay algo que me gusta comer es el guajolote en mole, traducido sería el pavo en salsa, pero no cualquier salsa, trataré de explicarme enseguida. Mole es una palabra náhuatl que según el Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana de Rêmi Simêon, publicado por primera vez en París hacia 1885, se deriva de las voces molli o mulli: “Salsa, guiso, potaje; nuezes mulli, salsa hecha con nueces y especias .” Esa sería su etimología, pero si seguimos la tradición debemos advertir que esta salsa tiene un origen colonial cuando se conjugaron durante el Virreinato de la Nueva España los sabores, saberes e ingredientes de la cocina española y la mexicana. Este campo de experimentación gastronómica se hallaba en las cocinas del palacio virreinal, de los españoles acaudalados y, sobre todo, en las hermosas cocinas decoradas con mosaicos de talavera poblana que había en los conventos de monjas; por ahí dice el cronista don Artemio del Valle Arizpe que fue un invento fortuito porque cierto obispo iba a visitar a las monjas de un convento poblano y la superiora de éstas, sor Andrea de la Asunción, en el apuro improvisó el guiso mezclando los ingredientes que tenían a mano: chiles (ajíes) ancho, mulato, chipotle y pasilla, cacahuate (maní), tabletas de chocolate, caldo de guajolote, ajonjolí, clavo, pimienta, almendras, tomate, cebolla, ajo, comino, etc., etc. El resultado de esto, o sea, el mole, sirvió para bañar las presas del guajolote cocinado y que previamente había sido cebado con  nueces, castañas y avellanas.

Si bien el guajolote o pavo no es exclusivo de México, sí fue un ave que llamó la atención de los españoles desde el principio del período colonial, por ejemplo, en las Relaciones Geográficas de la Ciudad de Mérida, Yucatán, escritas hacia 1579,  contestando a la pregunta 27 que pedía información sobre “Los animales y aves bravos y domésticos de la tierra, y los que de España se han llevado, y cómo se crían y multiplican en ella.”, dice que:

... Crían los indios en sus casas gallinas o gallipavos que llaman en España, y danse (sic) en muy gran cantidad, porque se crían sin agua, y si la beben les es dañosa, que se les hinchan las cabezas y mueren. Después que vinieron los españoles, han dado en criar gallinas de Castilla y se hallan bien con ellas porque se crían y multiplican mucho, y se sustentan con poco grano por criarlas en campo donde siempre hay hierba que comen.

Comencé hablando de mi predilección por el guajolote bañado con mole, ahora continúo ofreciendo un extracto del Nuevo cocinero mexicano en forma de diccionario publicado hacia 1888 en París. La edición que manejo es un facsimilar del libro que pertenece a la Biblioteca de Guadalupe Rivera Marín, una mujer intelectual, hija de Diego Rivera y Guadalupe Marín, quien prologa de forma muy erudita y sabrosa al libro:

La diaria alimentación incluía el consumo de aves silvestres como la codorniz, la chachalaca, los pichichiles –pixixi- y alguna doméstica como el guajolote o huexolotl; patos, pescados y otros animales como el armadillo, la iguana, el jabalí, el venado, el ixcuintle, el tepeixcuintle.

Antes de copiar una de sus recetas, las cuales incluyen distintas variedades de mole, no resisto la tentación de vaciar el contenido de la copa que aparece en las primeras páginas de este Diccionario:

Que contiene todos los procedimientos empleados en la alta, mediana y pequeña cocina, la lista normal de los platillos que deben componer las distintas comidas, que con variedad de nombres se hacen en el día, el método de aderezar los platos y de disponer los diferentes servicios de una mesa, y los más selecto de las artes del pastelero, del bizcochero, del confitero, del destilador y del nevero, con todo lo relativo á la repostería. –Encontrándose en él todos los artículos importantes de las obras de esta clase que se han publicado en castellano, y otros nuevos, relativos tanto á la cocina mexicana, como á la francesa, tomados estos últimos del Cocinero Real, de las obras de Beauvilliers, de los Tratados de Careme, del Diccionario de Mr. Burnet, de La  Nueva Cocina Económica, y de otros autores.

En la página 371 y siguientes aparece la definición de guajolote y las distintas maneras de prepararlo. Así, me permito transcribir parte de este delicioso texto:

Guaxolote (Huexolotl). Esta ave, á la que llamaron los Españoles gallipavo, es el gallo de estas regiones; y su hembra, conocida con el nombre de pípila, es la gallina mejicana. Sus carnes son sabrosas y aun exquisitas, cuando se han cebado cuidadosamente, lo que se hace teniéndolas en corrales limpios con grano y agua en abundancia: quince días antes de matar a los guaxolotes, se les echan por el pico nueces chiquitas, comenzándose el primer día por una, al siguiente se le echan dos, y así sucesivamente hasta la víspera de matarse, sin perjuicio del maíz que coman voluntariamente en este tiempo.

Se guisan de innumerables maneras, tanto á la extranjera como á la mejicana, y en todas son sabrosos y de fácil digestión.

Su guisado propio, aprendido de los originarios del país, es el mole; pero se hace este de tantas maneras, que no sería exageración decir que en cada casa se dispone de diverso modo que en las otras, aunque en todas es la base el chile, mezclándose en mayor ó menor cantidad el ancho con el pasilla, y poniéndose mas ó menos pepitas de esta y de la otra clase, para espesar el caldillo, y las especias en diferentes proporciones, añadiéndose, ó no, xitomates o tomates. Por esto es que á mas de los procedimientos que se explican en los artículos siguientes, pueden consultarse los relativos al mole y al pipian, donde se indican todas sus variaciones.

Ahora sí, “ya con esta me despido” como se dice acá en México, elijo la receta del guaxolote en  mole verde, otro día emplearé este hermoso Diccionario y transcribiré otras recetas, quizás de postres o de cremas aprovechando esa próxima ocasión para contar alguna historia de mi querido México:

Se muele una buena porción de tomates con algunos chiles verdes, y se desvenan estos, si se quiere que no pique el mole: se muelen también una ó dos ramas de culantro verde; se fríe el guaxolote crudo y en trozos regulares, y aparte se fríe también el tomate con chile y culantro. Después se echa el guaxolote, y se le agrega agua ó caldo en que se haya cocido carne de puerco, poniéndose á hervir con la sal necesaria hasta que se cueza, y entonces se muele un poquito de clavo, se le agrega, y también chilitos verdes y calabacitas chiquitas cocidas, y unas ramas de culantro.

LA HISTORIA DEL POZOLE

Gastrografía - México - El pozole (Del náhuatl pozolli, 'espumoso', de pozol 'espuma', o del cahíta posoli 'cocer maíz') es un platillo de México, el cual es una sopa de granos de un tipo especial de maíz llamado cacahuazintle, a la cual se le agrega sal, carne de cerdo o pollo como ingrediente y saborizante; Así como una serie de otros ingredientes al momento de servirse.

Una vez finalizado el precocido de los granos de maíz, se elimina la solución de cal y se lava los granos, para proceder a un segundo cocimiento intensivo (de varias horas), hasta lograr que los granos de maíz estallen debido al cocimiento. Aunque el proceso de estallido es análogo al que ocurre con las palomitas de maíz, no debe creerse que puede percibirse claramente cuanto éste ocurre. El maíz sobre-cocido simplemente se fractura progresivamente durante el cocimiento, y adquiere una forma similar a la de una flor, con el pedúnculo del grano al centro. Una vez que los granos de maíz han estallado, es posible agregar los cárnicos para que el guiso adquiera el gusto de la carne. Cuando se usan vísceras de res en lugar de carne se le llama menudo.

El pozole también es posible encontrarlo a la venta en negocios de comida, aunque rara vez en los puestos callejeros. Debido principalmente a la complejidad de su preparación, es más fácil hallarlo en el restaurante o en las tradicionales fondas. El mayor consumo de pozole se da en México y en el sur de Estados Unidos, principalmente entre en la población latina de ese país.

Al momento de servir en un plato propicio, al guiso siempre se le agregan otros ingredientes que realzan todavía más el sabor. A saber: lechuga finamente rebanada, cebolla finamente picada, orégano molido, un toque de jugo de limón, rodajas de rábano, aguacate, queso fresco, sal al gusto y chile. Esos ingredientes por regla general, se colocan en la mesa antes de la comida, para que cada comensal se sirva según la cantidad que desee. Se acompaña con tostadas de tortilla de maíz, tacos dorados, chiles jalapeños rellenos.

El proceso de preparación del pozole es largo aunque en realidad no es tan complicado como suena, además de que es perfectamente posible preparar cantidades copiosas debido al hecho que el ingrediente principal es abundante y barato. Es por eso que el pozole es considerado una comida "de fiesta", pues es posible preparar cantidades importantes para satisfacer a una gran cantidad de personas sin demasiado esfuerzo. Es el platillo típico para consumir en la fiesta del 16 de septiembre, día en que se celebra la Independencia de México. El pozole se prepara basándose en maíz precocido en una olla y comúnmente se hace de pollo aunque el original es de carne de cerdo. wikipedia.

Hay distintos tipos de pozole, principalmente el rojo típico de Sinaloa y Jalisco, que ha sido cocinado con chile, el verde típico de Guerrero, que usa tomate verde y el blanco, sin chile. A todos se le puede agregar chile molido justo antes de comerse. También hay versiones vegetarianas, que sustituyen la carne por hongos o champiñones, y con pescado o mariscos en lugar de carne.

La peculiaridad de este platillo, es que los granos de maíz utilizados son de una variedad particular de grano grande (llamado cacahuacintle), y que tales granos son pre-cocidos en una solución ligera de agua con óxido de calcio (cal). Este precocimiento de un par de horas, causa que los granos de maíz pierdan la cáscara fibrosa que los cubre de manera natural.

LOS TAMALES EN MEXICO

Noticias acerca del tamal, la comida y las supersticiones en la obra de fray Bernardino de Sahagún

Por: Martha Delfín Guillaumin - Grupo Gastronautas - www.historiacocina.com - Instituto de los Andes

Todos los pueblos del mundo tienen historias que los identifican, en México, por ejemplo, existe la creencia de que un ratoncito llega por la noche y se lleva los dientes de los niños que están mudando, se acostumbra poner el diente debajo de la almohada y al otro día ya no está, los padres dicen que es el Ratón Pérez quien se lo ha llevado, a cambio deja un billete o unas monedas, es un trueque. ¿De dónde surge esta creencia?,  ¿cómo se contaba antes?, ¿qué cambios ha tenido? Quién lo sabe, una pista nos la podría dar el siguiente texto de fray Bernardino de Sahagún, un franciscano español que vivió en México en el siglo XVI y escribió un libro muy famoso llamado Historia General de las cosas de Nueva España. Este fraile dice en el capítulo XXXVII del apéndice de su quinto libro, “de las abusiones que usaban estos naturales”, que cuando los chicos mudaban dientes, “su madre o padre echaba el diente mudado en el agujero de los ratones o mandábalo echar. Decían que si no lo echaban en el agujero de los ratones, no nacería, y que se quedaría desdentado.” Bueno, el Ratón Pérez tiene seguramente un antepasado prehispánico.

¿Qué tiene que ver esto con nuestro tema de la historia de la cocina? Que en el mismo apéndice el autor nos hace mención de las creencias y supersticiones en torno a la comida y los alimentos. Por ejemplo, en el capítulo IV, “De los maíces”, comenta que los indios “supersticiosos antiguos” y algunos contemporáneos suyos antes de cocinar el maíz debían resollar sobre él y luego echarlo a la olla “como dándole ánimo para que no tema la cochura.” O que si alguien pasaba y veía al grano tirado en el piso debería recogerlo porque si no el maíz, sintiéndose injuriado, se quejaría de esa persona “delante de Dios” pidiéndole que lo castigara por no haberlo alzado del piso cuando se hallaba derramado y, además, le pedía que le diera hambre para que no lo menospreciaran.

Imaginemos a un niño que tiene hambre y ve a su madre preparar los alimentos. Seguramente no resistirá la tentación de meter la mano a la cacerola. ¿Qué le puede pasar aparte de que lo griten? A lo mucho un intento de manazo o uno bien dado, ¿quién sabe?, pero, ¿qué creían los antiguos mexicanos del centro de México si alguien comía de la olla mientras se cocinaban los alimentos?: Otra abusión tenían si alguno comía en la olla, haciendo sopas en ella o tomando della la mazamorra con la mano. Decíanle sus padres: <Si otra vez haces esto, nunca serás venturoso en la guerra. Nunca captivarás a nadie.>

Y, bueno, eso de no capturar a ningún prisionero en las batallas no era nada bueno, su prestigio estaba de por medio, y si le creemos a Sahagún, también su dieta puesto que de la carne del sacrificado se hacía pozole. El guerrero vencedor no comía la carne del cautivo, sino la de otros cautivos, y es que se suponía que, desde el momento de su captura, el prisionero era visto como un hijo por su captor y no era propio comérselo. Vale aclarar que en nuestros días el pozole se prepara con grano de maíz pozolero, grande y muy sabroso; es un caldo en el que se cuecen este grano y trozos de carne de pollo o puerco, luego, cuando se sirve, es complementado con lechuga picada, chile en polvo, cebolla picada, crema de leche y rabanitos cortados, se come con tostadas de tortilla de maíz. El caldo varía según las regiones del país, pero puede ser de color verde si se muele semilla de calabaza y se añade al agua durante la elaboración del guisado. En la época prehispánica se preparaba diferente, no me refiero a que entonces varios de los ingredientes mencionados no existían por estas tierras, puesto que fueron introducidos por los españoles luego de la conquista, sino porque, según Sahagún, podía incluir carne humana en los días de sacrificio ritual. Digo que según él porque hay gente que hasta la fecha niega la posibilidad de los sacrificios humanos entre los indios y que esto fue un cuento de los europeos para hacer la guerra justa y conquistar estas tierras con el pretexto de extirpar las idolatrías, la sodomía y el canibalismo. Volviendo al tema, según este misionero cuando se iban a sacrificar a los prisioneros:

Los dueños de los captivos los entregaban a los sacerdotes abaxo, al pie del cu [pirámide con templo en lo alto], y ellos los llevaban por los cabellos, cada uno al suyo, por las gradas arriba. Y si alguno no quería ir de su grado, llevábanle arrastrando hasta donde estaba el taxón de piedra donde le habían de matar. Y en sacando a cada uno dellos el corazón, (…) luego le echaban por las gradas abaxo, donde estaban otros sacerdotes que los desollaban. Esto se hacía en el cu de Huitzilopuchtli.

Todos los corazones, después de los haber sacado y ofrecido, los echaban en una xícara de madero, y llamaban a los corazones cuauhnochtli, y a los que morían después sacados los corazones los llamaban cuauhtécah. Después de desollados, los viejos llamados cuacuacuilti llevaban los cuerpos al calpulco, adonde el dueño del captivo había hecho su voto o prometimiento. Allí le dividían y enviaban a Motecuzoma un muslo para que comiese, y lo demás lo repartían por los otros principales o parientes. Ibanlo a comer a la casa del que captivó al muerto. Cocían aquella carne con maíz, y daban a cada uno un pedazo de aquella carne en una escudilla o caxete, con su caldo y su maíz cocida, y llamaban aquella comida tlacatlaolli. Después de haber comido andaba la borrachería.

Una creencia popular prehispánica explicada por Sahagún tiene que ver con los tamales. Antes de referirnos a ella es importante aclarar qué se entiende por tamal. En el excelente libro La lenta emergencia de la comida mexicana. Ambigüedades criollas, 1750-1800 de José Luís Juárez López aparece la siguiente referencia a la obra Historia antigua de México de Mariano Veytia: …una comida bien conocida en estos países, y muy usada especialmente por los indios. Son unos pastelillos o cubiletes de masa de maíz rellenos de diversos guisados de carne y pescado en figura de bollo envueltos en las mismas hojas de las mazorcas de maíz y cocidos dentro de una olla de barro sin agua.

Actualmente los tamales son preparados con masa de maíz y generalmente se rellenan con distintos guisos, si son salados, o frutas, si son dulces, ya sea pollo con mole, pollo o carne de puerco en salsa verde picante, rajas de chile poblano con queso, mermelada de piña, fresa, por nombrar algunos. Se envuelven en hojas de maíz o de hoja de plátano y para su cocción se meten en las ollas tamaleras y se cocinan a vapor. Las ollas ahora son de aluminio pero la explicación es muy parecida a la recién citada y que corresponde a la segunda mitad del siglo XVIII. Y hablando de tamales, ¿qué pasaba cuando un tamal estaba mal cocido?: